Celso Garza Guajardo

Las asambleas de los lunes

Celso Garza Guajardo

El lunes era día feo, a nadie le gustaba volver a la escuela… al menos a mí, por costumbre no me gustaba… el lunes era el día en que por lo común, la tarea escolar no se llevaba lista… la tarea que el maestro había recomendado repetidas veces hacer desde el viernes por la tarde… sábado y domingo eran solamente para jugar, correr por la calles y el domingo por las tardes ir al cine. Así, entonces, el lunes aparecía como un cortón a todo el dulce encanto a los tres días anteriores.

Seguir leyendo
Celso Garza Guajardo

La Familia: Los últimos días de mi madre

Celso Garza Guajardo

 

Esos días y todos los días de la vida de mi madre fueron iguales… fueron días de amor. En esos últimos días nada cambió en ella. Todo fue amor. Ahora esos días siguen sólo diferenciados por el hecho de que sus días son de paz y los nuestros de más luminosidad. En vida nos cobijó a todos y al morir se encendió en nuestros corazones la nueva luz que ella nos generó con su partida.

Seguir leyendo
Celso Garza Guajardo

Los objetos y los recuerdos: La mil y una historia de la máquina de coser

Celso Garza Guajardo

Protegían y se les protegía… la máquina de coser resguardaba la economía del hogar y a su vez la familia le tenía cuidados especiales, ubicada en un buen lugar, limpiándola y colocándole por lo común una funda que la cubría por completo. La presentación hogareña de tener una máquina de coser entrelazaba el interés por el trabajo, la posibilidad de ganar dinero y, en última instancia, hacerse la propia ropa.

Seguir leyendo
Celso Garza Guajardo

El cronista: Un alto en la crónica

Celso Garza GuajardoMe propuse en mis crónicas eludir los temas de la política o, mejor dicho, abordarlos únicamente cuando fuesen estrictamente necesarios. No es que deteste la política, al contrario, soy un convencido de su trascendencia y de su trato como una ciencia y como arte en el conjunto de la sociedad y de la historia. Hice política militante por más de la mitad de los años que ahora tengo de vida. Pertenecí a la generación juvenil mexicana de los años 60s que reivindicó la sangre campesina derramada en la Revolución, que se solidarizó antiimperialistamente con la Revolución Cubana y el Viet Nam heróico… a la juventud del 68, Tlatelolco y de la libertades políticas, la que contribuyó, entre otros hechos, a la implantación de las reformas políticas para legalizar a todos los partidos después de 1969… fueron dos décadas del ser juvenil en las filas de la insurgencia, sorteando represiones en la vida semiclandestina, con el corazón repleto de púrpuras fantasías hacia el futuro y miedo a la vuelta de cada esquina.

Seguir leyendo