Celso Garza Guajardo

Las estufas de leña

Aquellos años que soñé

Celso Garza Guajardo

Tampoco supe de dónde las traían… sin llegar a suplir las chimeneas tradicionales en algunas casas por ahí estuvieron las estufas de leña dando servicio… buen servicio, además de que llamaban la atención y sin proponérselo serían también de adorno.

Celso Garza GuajardoTampoco supe de dónde las traían… sin llegar a suplir las chimeneas tradicionales en algunas casas por ahí estuvieron las estufas de leña dando servicio… buen servicio, además de que llamaban la atención y sin proponérselo serían también de adorno. La estufa de leña era una rareza, una rareza común, o sea que se le podía ver en una casa y en otra; no en todas pero sí en algunas… ahí estaba casi en medio de un cuarto y sus fierros y su tubo de aluminio para sacar el humo… sin llegar a generalizarse sentí que se le veía con buenos ojos y dejó buenos recuerdos ahí donde se le tenía.

La estufa era toda de hierro y sus pequeñas patas de escasos 50 centímetros de altura, luego un bloque de compartimientos, recipientes, depósito de leña, de brazos y de cenizas… horneador, parrillas y comales… todo junto, todo a la mano y a la vista, todo cabía y de todo se hacía en la estufa de leña.

Más siempre vi que había un pique entre la chimenea y la estufa de leña… las dos de hecho funcionaban igual, con leña, con brazos y haciendo a un lado las cenizas… en la chimenea se hacían todo en un “triángulo”, donde todo se colocaba: cazuelas, sartenes, comales y hasta se horneaba en un acero tapado y cubierto de brasas. Si se iba asar carne se insertaban los pedazos de tasajo en un hierro especial y todo listo… de igual manera se hacía todo en la estufa de leña, exactamente lo mismo… en la chimenea todo era rústico y práctico… en la estufa de leña las cosas eran un poco más divididas pero ahí todo juntito también.

La estufa de leña tenía en ventaja el que al encenderse, el humo no molestaba en la cocina… además de que atraía por ser una novedad muy útil. Su incorporación a los enseres domésticos significó el rediseño del cuarto de la cocina, ¿Dónde colocarla… en medio o junto a la pared? ¿Y el tubo, por dónde? ¿La chimenea vieja, se le clausurará o no?.

En época de frío, la gente se sentaba en torno a las chimeneas formándose una imagen de mística hogareña al ver arder las brasas y compartir una moca de café… en las estufas de leña la magia de aquel calentón recubierto de fierro nos hacía imaginar todo lo que había en sus compartimientos.

Las casas con chimenea iban llegando a su fin… cada vez más, desde finales de la década de los 50s, las nuevas casas eran construidas sin el terraplén para la lumbre y el tiro para la chimenea. Las estufas de gas butano fueron ganando su espacio… a su vez los bosques de mezquite estaban cada vez más retirados, las carretas cargadas de leña dejaron de entrar al pueblo y las hachas se calcinaron al sol, recargadas en alguna vieja pared… fue entonces cuando de las chimeneas dejó de salir humo, se perdió la mística de ver brasas encendidas y se terminó la imaginación por saber qué había dentro de una estufa de leña.

Las casas con chimenea no se hicieron más y las ya viejas estufas de leña sólo una vez se adquirieron nunca más se volvieron a reponer… al acabarse, al dejarse de usar por algún desarreglo o por un cambio a nueva casa, nunca más se supo de ellas y terminaron sus días por lo común olvidadas en el fondo de algún patio… fue entonces cuando dejó de haber manojos de leña a un lado de la vieja casona, cuando las hachas quedaron sin cabeza, las últimas cenizas… fue el fin y el principio de dos épocas entre las cuales la estufas de leña fue el intermedio… ni desplazó a la chimenea ni logró sobrevivir a las técnicas del gas y de la electricidad.

14 de febrero de 1989.