Profr. José Mario Elizondo Montalvo

Una cacería sin armas – Parte final

Profr. José Mario Elizondo MontalvoAl día siguiente recogimos el campamento y partimos para Sabinas Hidalgo, N. L. directamente al Restaurante el Rancho la razón, era que el hambre nos había ganado a todos, de ahí en adelante todo fue broma una que otra indirecta entre los derrotados, creo que habrá una nueva jugada de dominó pero suceda lo que suceda, la derrota que sufrieron Miguel y Rubén que mas bien fue una paliza. Ernesto afirmó esto quedará escrito que el Campeón de Sabinas y el jugador técnico pasarán a la posteridad como derrotados (maletas).

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Profr. José Mario Elizondo Montalvo

Una cacería sin armas – Cuarta parte

Profr. José Mario Elizondo MontalvoA pesar de la cena y los refrescos, no se había olvidado el reto del dominó, que por fin pudimos empezar; del interior de la casa se sacó una mesa de lámina las cuatro sillas y el famoso dominó nuevo, no hubo elección, las parejas eran como la última vez Miguel y Rubén contra Ernesto y Mario, mientras Miguel se preparaba su whisky, Rubén terminó de lavar las vasijas, Ernesto y yo comentamos el primer juego va a ser decisivo si lo ganamos, el segundo les damos chanza (oportunidad) para que descanse mi compadre y deje de sufrir sus derrotas.

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Profr. José Mario Elizondo Montalvo

Una cacería sin armas – Tercera parte

Profr. José Mario Elizondo MontalvoLlegó la hora de cenar, cumplimos llevando los alimentos que nos tocaban, pero hacía falta lo que encargamos a Miguel: la carne para asar, Rubén y Ernesto lo recriminaron por su poca confianza al pensar que no íbamos a ir a este lugar, esto motivó a que tuviera que salir del rancho a comprar el complemento de la cena, Aguilera se ofreció en acompañarlo al poblado próximo o hasta Vallecillo.

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Profr. José Mario Elizondo Montalvo

Una cacería sin armas – Segunda parte

Profr. José Mario Elizondo MontalvoTranscurría la semana, huelga decir que dos y hasta tres veces al día recibía llamadas a mi celular, era mi compadre Miguel diciéndome, compadre, no se vayan a rajar yo los estaré esperando en Sabinas, se notaba que quería venganza, mientras tanto mi compadre Rubén me visitó para fijar la hora de salida, acordamos el próximo sábado a las 2 de la tarde, teníamos que esperar a Ernesto, tenía asesorías en la Normal Superior durante toda la mañana, además yo tenía que cumplir con el compromiso de los cronistas en el municipio de Dr. González a las 10 de la mañana por esta razón saldríamos a las dos de la tarde.

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Profr. José Mario Elizondo Montalvo

Una cacería sin armas: Primera Parte

Profr. José Mario Elizondo MontalvoEste relato no se inicia en el Rancho el Cirujano, por lo contrario en un gran salón Restaurante Bar, al que nosotros llamamos el “Ocho” lugar al cual ocurrimos con el pretexto de jugar billar, tomar una cerveza con motivo de un cumpleaños, un no cumpleaños, o conversar sobre política, anécdotas, achaques y desde luego enfermedades.

En esta ocasión, la reunión en lugar de ser por la tarde, como es nuestra costumbre de la una a las tres, la programamos en la noche con el pretexto de ver el encuentro de fútbol donde participaban los Tigres.

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