Escribí sobre el grupo de vecinos del Barrio del Aguacate que se oponían a los proyectos de Don Manuel, el siguiente grupo lo representan los hacendados, hombres poderosos, dueños de grandes extensiones de terrenos agrícolas en las diferentes ex-haciendas, Larraldeña, la Floreña y la Lozaneña con sus derechos de agua en horas por mes para regarlas la mitad cada quince días con todo el caudal de las acequias; trataré de explicar un poco estos derechos y su historia.
Las primeras mercedes sobre los terrenos del Valle de las Sabinas pertenecían al Capitán Nicolás de Ayala, quien siendo el dueño no conocía estos terrenos, porque alrededor de Monterrey tenía mayor cantidad de mercedes, las que sí explotaba por la comodidad y ser más productivas, vendiendo las mercedes del Valle de las Sabinas, al Lic. y Presbítero Francisco de la Calancha y Valenzuela y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición.
No quiero dejar pasar un dato curioso, Don Pedro Echevers consanguíneo del Marqués de Aguayo, Gral. Don Agustín Echeberz y Subiza, fue de los acompañantes de Don Alonso de León, que en marzo de 1689 fueron hasta la Bahía del Espíritu Santo en busca de una población de franceses, acampando en la orilla del Río de las Sabinas en lo que hoy es nuestra ciudad y vio este la posibilidad de hacer la fundación de Sabinas y que también era yerno del que más tarde fuera el fundador del Real de Santiago de las Sabinas, Gral. Ignacio de Maya, el 25 de julio de 1693.
Hablaré en primer lugar de Larraldeña y la Floreña que todavía no tenían esos nombres, pues se conocían como las labores del Lic. de la Calancha, porque el Lic. de la Calancha y su hermano Pedro fueron los descubridores y los primeros pobladores del Valle de las Sabinas, fundándolo en 1692, lo que sería San Francisco Javier, siendo este el patrono de Francisco de la Calancha
Independientemente de esto fueron los primeros agricultores, abriendo una saca de agua y la acequia para conducir el líquido a los terrenos que el mismo había desenraizado, fueron los primeros mineros, ganaderos de las siguientes especies: bovinos, caballos, muladas, burros, borregos y cabras y el primero que abrió una hacienda de beneficio con fundición para extraer plata.
Tan pronto como llegó hizo la invitación al Gral. Ignacio de Maya, que por su carácter de militar fue quien figuró como fundador oficial en julio 25 de 1693 en Real de Santiago de las Sabinas. De 1692 a 1714 trabajó el Lic. de la Calancha esta hacienda, donándola a los jesuitas con la condición de que las utilidades se aplicaran para construir un colegio en Monterrey de esta orden religiosa. Y los jesuitas la trabajan de 1714 a 1746, vendiéndola al Gral. Don Francisco Ignacio Larralde en $10,000.00 (diez mil pesos) la cual en lo sucesivo conoceríamos como la Hacienda Larraldeña.
Posteriormente Larralde le vende a Don Manuel Flores Valdés, la mitad de la tierra y la mitad del agua, la cual se denominará Hacienda la Floreña por el apellido Flores, actualmente las conocemos como Larraldeña y la Floreña.
Mucho agradecería a toda aquella persona que posea fotografías y anécdotas en pro o en contra relacionadas con Don Manuel M. García, favor de dirigirse a los tel. 242-22-98 6 al correo electrónico juan-moralesgarza1@hotmail.com con el Sr. Juan Morales.