Juan Morales Garza

El nacimiento de un emporio en Honduras

La Vida Inquieta de Don Manuel M. García

Juan Morales GarzaEn la semana anterior escribimos que Don Manuel y su amigo enseñaron a tomar cerveza a sus caballos. Don Manuel trabajó en la administración de una finca platanera que se llamaba "El Zapote" en la Jurisdicción "La Lima", Departamento de Cortez, esto a fines del siglo antepasado.

Por los general las zonas tropicales para los agricultores y ganaderos el principal problema es el exceso de agua, tanto de lluvia como de las crecientes de los ríos, en el Progreso, la Perla del Ulúa, los que tienen sus propiedades en los márgenes o riveras del Río Ulúa o cerca de él sufrían cuantiosas pérdidas en épocas de lluvias por las inundaciones.

Don Manuel fue un hombre con mucha visión y vio las posibilidades de un gran negocio, por lo que previendo el crecimiento de la siembra de plátanos, aprovechando una de las crecientes más grandes del Río Ulúa en un acto temerario ante la incredulidad y estupor de la gente que se encontraba en los márgenes del río, Don Manuel se lanzó en un cayuco (canoa construida del tronco de un árbol a base de rebajar los sobrantes hasta darle la forma deseada) y viajó río abajo y localizó un sector que no se había inundado y allí formó la hacienda que lo hizo millonario, la cual llamó Birichiche.

Esta tierra la denunció y le fue otorgada en propiedad (Omití decirles que al triunfo del grupo al que se unió Don Manuel, todos los generales y oficiales fueron gratificados con extensiones de selva virgen); y aunque no recuerdo su extensión exacta considero que su área era aproximadamente de 2000 hectáreas de tierra de aluvión y aprovechable en el cultivo de plátanos aunque sólo llegó a cultivarse unas 1300 hectáreas en sus mejores tiempos; tenía 5 campamentos o agrupaciones de trabajadores; La Hacienda de Birichiche fue la base de la fortuna de Don Manuel.

La Escuela Agrícola Birichiche, los maestros y técnicos norteamericanos, el laboratorio y la tierra de la hacienda de Birichiche como campo experimental, fueron el motor de arranque para crear un gran emporio agrícola, ganadero e industrial en las selvas hondureñas, se conjugaron una serie de factores, un hombre joven con una visión muy clara de las cosas y gran intuición, dinámico e incansable en el trabajo, una tierra fértil, agua en abundancia, temperatura adecuada, autodidacta con una mente fértil, ambición desenfrenada en aprender, dominio del español e inglés, tanto para hablar como para escribir lo convierten en un lector con una voracidad para leer y documentarse en agricultura, fruticultura, hortalizas, plantas de ornato, maquinaria agrícola e industrial con la literatura más avanzada de la época en inglés y como si fuera poco aplicándola a la práctica lo convierten un perito en cualesquiera de estas ramas.

Una de sus teorías era que se debía preparar a la niñez, enseñándola a trabajar y producir; fue Don Manuel una persona excepcional, pues siempre se preocupó por el bienestar de quienes lo rodeaban, a principios del siglo antepasado un poblado cercano, padeció una epidemia de cólera, dejando a un grupo de niños huérfanos a quienes recogiera Don Manuel, los crió hasta que fueron mayores y tomaron la decisión de quedarse o irse.