Prólogo

Aquellos años que soñé

Difícil, a la par de amable tarea la de prolongar este libro, de Celso Garza Guajardo, Cronista de la Ciudad de Sabinas Hidalgo; pues está nutrido de relaciones cívicas, de las que dejan huella en el cerebro y en el sentido amoroso en el corazón. Camino, caminado por las calles y veredas, va el Cronista tomando nota, de las flores, de las casas de adobe que se aferran a la tierra con el fervor de lo propio, que de adobe se han hecho las casas, sin más deterioro al transcurso de los años, que el desliz sufrido, por los rigores del sol y la lluvia.

Y en ese caminar surgen los personajes ignorados, en quienes nadie había tenido empeño en conocer de cerca, y saltan a la vista del caminante en las tierras fértiles de Sabinas Hidalgo, las rosas, las piedras pulidas por la silenciosa corriente del río.

Se trata de retrato, no de la simple imaginación, ese sabroso relato de las cosas del pueblo, que siendo semejantes a las de cualquier pueblo, en este caso ha sido la mente fértil, bullanguera de Celso Garza Guajardo, quien ha tenido la virtud de convertir en pincel la palabra, de manera tal, que se ve, se palpa, lo que existe en su ameno relato.

Se le ha llamado Cronista de Cronistas, con justa razón. Su palabra suena de cátedra de manera de interesar lo que escribe, por su contenido y forma, alegre que invita a la meditación y al estudio.

Penetrar en ese Personaje del Pueblo, es un deleite y asombra que hable de “Los hombres del Pueblo”, Las Marceleñas, El Soldador y su Burro, Los Recuerdos de Arcadia, Un Hombre y su Oficio, María Inés y Panchita López, Los que vinieron de lejos, El Hombre que se quedó a soñar con su violín, El Cura del Pueblo, El hombre de las tres historias, El Fantasma de Molina y y Don Juanito el Indio entre otros.

Tengo la impresión de que esta obra ha de resultar voluminosa, si nos atenemos al indicador Índice. Comprende las siguientes partes, capítulos o trozos: Personajes del Pueblo; Los lugares y los Rumbos; Los Oficios; Los objetos y los Recuerdos; El Cronista; Los Temas de Educación; Los Hechos Históricos, Patrióticos y Políticos.

Existe en este Cronista de Cronistas, Celso Garza Guajardo, la paciencia benedictina para insistir en los detalles que conforman un escrito, un programa o un libro.

Con la convicción de lo convencido, invito cordialmente al lector, a que lea esta Obra, con la seguridad de que le será de gran provecho moral, intelectual y práctico. El vivir, simplemente por vivir, demanda tanto la substancia del pan, como el espíritu, situaciones que cumplidamente le proporciona su lectura.

28 de junio de 1991
José P. Saldaña
Cronista de la Ciudad de Monterrey.