Carlos Fuentes Siempre en la Memoria
Carlos Fuentes (1928–2012) es un ícono de las letras mexicanas. De sintaxis compleja muchas veces, sus obras son un reto que reiteradamente he enfrentado con gusto y satisfacción. El 15 de mayo se publicó la noticia de su muerte, inesperada, lamentable. Siempre es triste perder nuestras pertenencias, las que guardamos como un tesoro detrás del pecho. Carlos Fuentes es nuestro. Nos queda su obra, sí, pero por otro lado se incrementa la tristeza al saber que termina el ciclo de un pensador extraordinario.
Termina su vida. Inicia la leyenda.
	

 
		 Yo te ofrezco, Patria, el laurel presente,
Yo te ofrezco, Patria, el laurel presente, 
		 “Si no soy protagonista, no asisto”, este es el pensamiento de muchos de mis colegas escritores cuando se trata de apoyar algún evento literario. El escritor puede ser un individuo egoísta y vanidoso, como cualquier otro ser humano, porque es un ser humano, y como tal, puede padecer la terrible inflamación del ego: egotitis. Egocentrismo, dicen los psicólogos. Esto viene a raíz del
“Si no soy protagonista, no asisto”, este es el pensamiento de muchos de mis colegas escritores cuando se trata de apoyar algún evento literario. El escritor puede ser un individuo egoísta y vanidoso, como cualquier otro ser humano, porque es un ser humano, y como tal, puede padecer la terrible inflamación del ego: egotitis. Egocentrismo, dicen los psicólogos. Esto viene a raíz del  
		 Palabras tatuadas en el lienzo de Alejandro Rosales Lugo. El trazo, el color, la textura, sombras y resplandores: elementos lúdicos con los que el pintor se poetiza con desenfreno en cada letra de su nombre, el hombre que se abre como cofre repleto de tatuajes en las paredes del Museo de Arte Contemporáneo en H. Matamoros, Tamaulipas. La noche del 4 de mayo, 2011, el museo antes mencionado abrió al público la colección del pintor-poeta, poeta-pintor victorense, en su sala de artistas tamaulipecos. Jóvenes universitarios y de instituciones de educación media-superior se dieron cita para conocer de cerca, saludar de mano, establecer un puente tangible de comunicación con el artista de la plástica y la palabra.
Palabras tatuadas en el lienzo de Alejandro Rosales Lugo. El trazo, el color, la textura, sombras y resplandores: elementos lúdicos con los que el pintor se poetiza con desenfreno en cada letra de su nombre, el hombre que se abre como cofre repleto de tatuajes en las paredes del Museo de Arte Contemporáneo en H. Matamoros, Tamaulipas. La noche del 4 de mayo, 2011, el museo antes mencionado abrió al público la colección del pintor-poeta, poeta-pintor victorense, en su sala de artistas tamaulipecos. Jóvenes universitarios y de instituciones de educación media-superior se dieron cita para conocer de cerca, saludar de mano, establecer un puente tangible de comunicación con el artista de la plástica y la palabra. 
		 Si diciembre me dijera
Si diciembre me dijera