El barrio del Aguacate

Historia de Sabinas Hidalgo

Apéndice

Una reflexión sobre la epopeya del barrio del Aguacate.

La epopeya del barrio del Aguacate

Solamente un gran poeta o escritor, podría, a juicio nuestro, expresar la grandeza de un barrio como el del Aguacate de Sabinas Hidalgo. Son tantas las cosas que hay que decir, tantos los valores contenidos en las tradiciones de éste, en otro tiempo idílico lugar de Nuevo León, que plasmar su historia en un documento digno de su importancia requiere de una pluma verdaderamente diestra.

A falta del gran escritor que cante las glorias, las alegrías y tristezas de mi querido barrio del Aguacate, he echado mi cuarto a espadas y ofrecido este sencillo trabajo que pretende perpetuar la memoria de un lugar lleno de parajes idílicos, dignos de ser cantados por un nuevo Virgilio y de una tradición cultural, política y social dignos de un nuevo Homero que cante la epopeya del barrio del Aguacate, que con toda su humilde sencillez ha logrado cristalizar, a través del tiempo, en la formación de una pléyade de hombres y mujeres que han enaltecido a su solar nativo o por adopción y han elevado al prestigio y la honra de nuestro querido Sabinas Hidalgo.

La paradoja consiste en que realizadas estas personas ya no regresaron al barrio, al tiempo que otras de gran prestigio fallecieron; por tanto, el barrio no recibió el refuerzo que requería para renacer y se debilitó. Una terrible helada y la modernización acabaron con aquel lugar idílico que tanto dio al pueblo. Por otra parte, lo que el barrio dio a la gente lo recibió a su vez del prestigio que ellos lograron.

El barrio del Aguacate influyó de tal manera en las gentes que estaban más arraigadas a él, que llegó a formarles un estilo de vida y una forma de ser y de pensar que tenía como base los múltiples valores sociales, culturales, estéticos e intelectuales que determinaron el ser y quehacer de sus habitantes.

El relato muestra todo lo positivo que tenía el barrio del Aguacate e influyó y continúa influyendo en la forma de ser de estas personas. Como solía decir la maestra Elba Solís, no hay gente de Sabinas que sea mala. Por reducción, si el barrio es representativo de Sabinas, no puede haber gente del barrio que sea mala. Como el que dijo que no puede ser malo quien sabe de música, no puede ser malo quien haya nacido o se haya criado en el barrio del Aguacate y haya recibido de alguna forma su influencia bienhechora.

¿Cuáles son estos valores? Estos valores son la honestidad, la bondad, la fidelidad, la amistad, la buena fe, la colaboración, la fe en el destino bondadoso de la humanidad, el amor a la naturaleza, a las fuentes de agua cristalina, al Ojo de Agua, al río, a los árboles frondosos, a las corrientes de agua que brotan del seno de la tierra y abastecen a la comunidad para suplir sus necesidades sin costo alguno, gratuitamente, paternalmente.

La vida económica servía para mantener a todos con vida sin exacerbar la explotación del hombre por el hombre. Todos podían disfrutar de la naturaleza, según sus recursos: de la leña del río, de las piedras, del agua, de los aguacates que daban a la calle, etcétera.

La autoridad se ejercía sin autoritarismo y los sabinenses aprendimos a ser colaboradores con el gobierno y a ofrecer siempre nuestros recursos para que las cosas funcionaran bien con el esfuerzo de todos.

La gente no era ostentosa y compartía lo poco que tenía con los demás o con los que menos poseían. Era una especie de comunidad primitiva en la que aun los desposeídos podían recibir del público lo más indispensable para su subsistencia.

El humor se mantenía como algo necesario para contemplar la vida desde el lado positivo, con alegría, y sin que las asperezas de la existencia turbaran la tranquilidad de las personas. Sabinas es el pueblo de los grandes humoristas, como lo son muchos pueblos de nuestro país.