VIII. Algunos personajes de fama
Todo pueblo tiene ciertos personajes a quienes quiere y respeta aun cuando la naturaleza no los haya dotado de la inteligencia que merecían como seres humanos, y aquí quiero recordar con cariño a los que eran del barrio o lo frecuentaban, como La Teíta, que aunque era de Bellavista nos causaba pavor el sólo verla deambulando por el río, hablando sola y vociferando; a Virgilio Garza y sus hermanos, cuyo encierro era símbolo de la lobreguez en que estaban presas sus almas atormentadas; a Juanito El Indio, personaje centenario lleno de mansedumbre y energía; al Chocolatito, ser extraviado en los laberintos de la mente; a Trejo, solitario caminante que se iba a pie hasta llegar al puente de Laredo para devolverse en seguida; a Librado, que azadón al hombro servía a quienes tuvieran solares que limpiar; a Polenche y al tío Chino, guardianes celosos de los solares del ingeniero Juan Morales; a Barrica Patanga y Henry, personajes que se ganaron el cariño aunque no siempre el respeto de sus congéneres más afortunados; a La Coco, que deambulaba jacaleando por el barrio y masticando un lenguaje incomprensible por incompleto. Estos personajes y algunos lugares tenebrosos como la “Casa Embrujada” de Mina y Allende o El Charco de Tía Treja han quedado indeblemente grabados en nuestra memoria.