Celso Garza Guajardo

Crónica de un viaje a España IV

Historias familiares

Celso Garza GuajardoLa Estación de Atocha es el nombre de la antigua estación central de ferrocarril de Madrid, y ahora también utilizada para las vías interurbanas madrileñas. El viejo edificio de nombre a toda una zona de la ciudad y es la referencia para ubicarse en un punto de salida a múltiples destinos. En un lugar sumamente agradable, limpio y hasta por momentos parece que estás en un gran almacén moderno, si no fuera porque en su parte central está adornada también por un bosque tropical que le da belleza y contraste. Es una imagen inesperada.

De ahí partimos en la moderna ruta “Ave”, vía rápida del ferrocarril a Sevilla que dista de Madrid aproximadamente 500 kilómetros y hacia la cual llegas en un período de dos horas y media… los carros son amplios, sumamente confortables y hasta llevan televisión. Las conversaciones son amenas… Sevilla es el corazón de la historia de Andalucía, es una ciudad de luces de colores y de cantos y ecos de los tiempos de la historia de España. En Sevilla te reúnes con el pasado, con las tradiciones y las costumbres vivas españolas.

Sevilla es una ciudad que se sabe lo que es y que como tal se muestra auténtica. En Sevilla no hay que buscar el folklor en detalles perdidos. Toda la ciudad es un detalle completo y su gente sencillamente son sevillanos. Como dice la canción: “Sevilla tuvo que ser con su lunita plateada”; es un regalo que se agradece de por vida. Sevilla es un regalo de sentimientos, sobre todo en Semana Santa.

Si la pasión por México de todo buen visitante es conocer Teotihuacán o Guadalajara, la pasión de un buen visitante en España es ir a enamorarse de Sevilla, la ciudad que se sabe lo que es en cualquier época del año… Río Gaudalquivir, Barrio de Triana, Café de San Eloy, Archivo de Indias, Catedral de Sevilla, plazas, castillos alamedas… Sevilla en la voz de un taxista es: “mi alma”.

Granada como la canción también: “Granada, tierra ensangrentada, tierra sonada por mi”… más que sueño, Granada es un embrujo para siempre de los tiempos y destinos de España… lugar de epopeyas, de moros, de cristianos y de los Reyes Católicos… nudo de culturas para una sola cultura… monumento de la Alhambra, sueño de sueños para soñar gratitud a la humanidad, ocho siglos de pasión árabe sobre la pasión sefardita y española. El embrujo de Granada produce calladamente el ámbar de la Sierra Nevada una gratitud por que se conserve en ese lugar la belleza de los tiempos pasados embelleciendo nuestro presente.

El recorrido de los espacios no es para dormitar ni en autovía ni en autobús, en suma, diez horas viendo el paisaje, contemplando a lo lejos las pequeñas aldeas, pueblos, haciendas y castillos entre romeríos y valles, dándole sentido a la canción de Serrat: “Vamos subiendo la cuesta, que arriba mi pueblo se vistió de fiesta”…

De Madrid a Sevilla y a Granada paisaje de campos rotundos, de siembra de temporada… paisaje de olivos sin fin por ambas riberas, cielo azul y sol radiante, campos saturados de trabajo a pasar de la aridez.

Toledo y Alcalá de Henares… traspaso de la historia, llegar a estos lugares, salir de los libros de historia para caminar por las calles de estas ciudades milenarias, para seguir las sombras del tiempo y entender lo que se sabía para ahora estar ahí, donde sucedieron los hechos, donde nacieron los grandes hombres y preguntarse al ser esos monumentos de ciudades: ¿Cómo, cómo han sabido conservar el tiempo,cómo el ayer está palpable en todo lo que se ve, cómo se ha podido traer el espíritu del pasado al presente?… dejando sencillamente las cosas como están.

Dos ancianas en una callejuela de Toledo sentadas en sillas frente a la casucha, nos indican cómo no perdernos entre las callejuelas, donde por resultar perdidos subimos y bajamos el lomerío del pueblo hasta cansarnos… dos ancianos en Alcalá caminan por entre unos portales y dialogan entre ellos con fuertes murmullos, a corta distancia del monumento a su paisano Miguel de Cervantes Saavedra… alcanzo a oírles: “la juventud debe prepararse, los tiempos están cambiando”.

Lo maravilloso de ir a esos lugares es cuando traspasas la imaginación de los libros que has leído y el sueño ahora es caminar en el tiempo del ayer… en el tiempo del ayer que imaginabas esas ciudades, en el tiempo del presente que aún existe.

Hay muchos que ver, tanto como un cielo de estrellas. Segovia, Ávila, Salamanca y Guadalajara quedaron con boletos de espera, pero Madrid reclamaban más tiempo para pasear por sus calles, recorrer sus museos, buscar librería y visitar los cafés en los callejones.

Para otro tiempo quedó la espera de los sueños de visitar Extremadura, Galicia, Valladolid y Barcelona… por lo pronto los libros nos siguen recreando su existencia.

12 de junio 1999