Segundo día, imposible permanecer dormidos, el ruido de la cocina y los olores que de ella emanaban, nos hizo ponernos de pie, a las siete de la mañana, de inmediato recibimos una taza de café con un sabor a canela que invadía completamente la atmósfera, además un guiso de papas con chorizo, aquí nos demostró José Bautista su calidad de buen cocinero, haciendo hincapié que el chorizo era autentico de puerco, cortado en pequeños trozos y que él había llevado de su casa y los clásicos frijoles de la olla, mientras que saboreamos este rico almuerzo don Matías elaboraba las famosas panochas, clásica gorda elaborada con maíz y manteca de res, a la cual se le agrego chicharrón de puerco amasada con agua y un poco de leche y la respectiva sal, este alimento es tradicional en todos los ranchos del noreste de la República por que su elaboración permite que se conserven y se puedan consumir calentándolas simplemente, pero es necesario contar con el famoso acero que es un sartén de fierro vaciado con una tapa del mismo material, que para el momento de su uso se calienta directamente a la lumbre junto con su tapa, para depositar la masa en él, se le añade al sartén manteca para evitar que se pegué en las paredes del mismo, el proceso de cohesión consiste en colocar el acero sobre las brazas junto con la tapa, la práctica da experiencia para conocer cuando ya esta terminada la panocha.
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