Celso Garza Guajardo

Personajes del pueblo: María Inés y Panchita López

Aquellos años que soñé

Celso Garza GuajardoSucede que los silencios de algunas personas son tan intensos, que se vuelven ecos persiguiendo al tiempo… existen personas que no hablan o casi no hablan, solamente se les ve pasar, moverse por las mismas calles y banquetas, aparecen como de repente a medio cuadra o a la vuelta de una esquina como si siempre habrían de estar, como si nunca hubieran de irse.

Son imágenes sabidas, sin saberse origen ni final. Figuras permanentes en los días iguales de un pueblo de calendario tradicional que pareciere nunca terminar y de nuevo que parece nunca empezar.

En el pueblo de antes eran imágenes silenciosas de poco hablar… pues no impactaban por lo que decían, sino por lo que hacían todos los días… a dónde iban y hacia dónde miraban.

Así fueron María Inés y Panchita López, imágenes en silencio buscándole vida a la vida, persiguiendo sus faenas y siguiendo a Dios en la única forma que podían hacerlo, a través de sus trabajos.

Fueron mujeres acompañadas de las soledades y artífices de sus propias vidas laboriosas… humildad en todo, humildad sin anticipo del perdón… humildad de origen. Las bendiciones que le pedían a Dios se volvían a los cielos cargadas de lo mismo.

María Inés… Era María Inés lucero de madrugada vuelta mujer, con dos tinas del nixtamal rumbo al molino todos los días y siempre… luego desaparecía y en su jacal formaba las tortillas… el humo de la chimenea le acompañaba… era María Inés mujer de medio día, pues la gente acudía por las tortillas y ella llevaba los encargos a muchas casas. Nunca supe más de María Inés, sólo que caminaba cargada hacia adelante por el peso de las tina, enaguas de diversos colores, trenzas canosas, hablar sin oírse, mirar a diario las mismas piedras y polvos en su ir por las calles. Vivía por el rumbo de la casa de Doña Concha Montemayor viuda de Ibarra, humanitaria dama sabinense que le asistió en sus últimos días…

Panchita López… Panchita López era dama alta en los misterios de las tardes pueblerinas, de largo chal y enaguas de medio luto, sus zapatos negros de agujetas, su Misal y su Rosario, con rumbo a la Iglesia para dar gracias al Altísimo después de un día más de trabajo.

Vivía en su largo jacal por la calle de Iturbide, amplio patio cercado, con chimenea a un lado… tortillas y ropa de lavar eran sus quehacer. Rectitud y constancia sus soportes diarios… amor sin desamor por la vida, tomaba la pobreza en limpieza. Activa en su jacal, trabajaba sin fatigas y aún tenía tiempo suficiente para rezar a diario las oraciones completas. Murió su padre y quedó sola… por las calles en soledad, en las tardes de ocaso, le daba altivez al espacio que cruzaba.

¿Qué cuánto vivieron, que cuándo murieron?… no lo sé, sólo sé que caminan en mis recuerdos y forman parte de las figuras silenciosas del calendario tradicional de Sabinas Hidalgo… ese que siempre debe de perdurar pese a los tiempos nuevos.

María Inés y Panchita López son silencios atrapados en el tiempo, diciendo más que las palabras… soledades que llenan nuestras vidas de ejemplos y bendiciones que al Señor le sobraron, pues en ellas no hacían falta.

María Inés y Panchita López fueron como oasis hacia lo tiempos nuevos, donde los valores de apego al trabajo y la humildad en la vida, escasean por lo regular. Oasis que brotan si uno atrapa aquí y allá las imágenes de almas blancas que en vida no dijeron… hicieron; no dudaron… creyeron; no pidieron… dieron lo que podían dar; su vida a sus trabajos.

29 de septiembre de 1986