En la víspera del Día de los Muertos, la autoridad municipal envía una cuadrilla de empleados para despejar el Camposanto, cortar las hierbas, pintar con cal las bardas y arreglar las calles de los alrededores… a veces también se adornan las entradas con flores y listones.
Hacen su aparición los oficios varios, esos trabajadores de los panteones en el Día de Muertos: los niños que acarrean botes de agua, los hombres con azadones y las fechas en las lápidas… a veces también se venden flores, nada más en la entrada, mientras que enfrente, del otro lado de la calle, paletas, tacos, lonches, sodas y cañas de azucar… aguamiel, nueces y cacahuates… los grupos familiares entrando y saliendo, los carros americanos, los taxis, las camionetas y allá de vez en cuando un coche de caballo.
En las casas se discute si es mejor acudir el día 1º de noviembre para arreglar la tumba y dejar una parte de flores y el día 2 ir otra vez a dejar las demás flores… Algo así como ir dos veces a pasear y platicar… tener más tiempo para ver a quien se ve.
Ir al panteón nada más el día 2 también… comentar a quién se vio el primer día y a cuántos más se saludó al día siguiente.
El tema de lo caro de las flores es cotidiano… tan obligado como el caminar por la calle aledaña al panteón, saboreando un cono de leche quemada o saboreando un vaso de aguamiel.
Los grupos familiares se movilizan por los pequeños andadores por entre las tumbas… se trata también de recorrer todo el panteón, de lado a lado, de un extremo a otro… al irlo logrando se siente uno contento… al caminar se saluda a muchos conocidos, a los que hace mucho no se veía, a los que uno deseaba ver. En el recorrido por el panteón, uno observa a los grupos familiares, los que se están poco tiempo, los que nada más llegan y se van a los que se están todo el día, lo mismo en la mañana en la tarde…
Es muy grato ver saludarse a todos los que acuden al panteón, los saludos son por entre las tumbas, en los andadores, por entre la barda, de trecho en trecho al ir caminando…se observa a los que caminan en silencio sin querer ver, como también a los que caminan aprisa, volteando para todos lados, buscando con quien platicar… pero lo más interesante es observar el panteón el Día de los Muertos media tarde, cuando se bambolea la gente, tanto afuera como adentro, en ese momento aquello se vuelve un armónico murmullo de miles de pláticas sintonizadas todas en candidatos y amenos diálogos… en ese instante se armonizan los vivos con los muertos… así es el panteón de mi pueblo.
En el panteón de mi pueblo no se encienden veladoras y los rezos son muy pocos, las lágrimas se evaporaron al cielo azul y los recuerdos se han tornado místicos en el pensamiento de cada quien, a partir de leer una y muchas veces la frase que preside el Campo Santo: “Postraos, aquí la eternidad empieza y es polvo aquí la mundanal grandeza”.
En el panteón de mi pueblo también hay viejas tumbas de piedras y de sillares, de añejos estilos, como las hay cada vez más modernistas, de colores y con vitrales….el panteón es así igual que el trazo urbano de Sabinas… trazo de pueblo viejo envuelto en el trazo de la nueva ciudad… orígenes y contrastes en expansión.
El día 2 de noviembre se da en el panteón del pueblo, como homenaje a los muertos, una descarga cerrada de recuerdos, de anécdotas, se repasan genealogías y cronologías familiares, se entrelazan recuerdos y saludos, se presenta y se reconocen los unos a los otros… los vivos ven el paso del tiempo en ellos mismos y todos a la vez tenemos la muerte enfrente… reconciliadamente…sin dudas ni penas.
Luego, una última mirada… un revire a tratar de ver algo más… un irse pero “espérame tantito”. Se trata de caminar despacio, se trata de recordar el último momento de ese día 2 de noviembre en el panteón del pueblo… entre más tarde mejor, con los zapatos cubiertos de polvo y un hilo de mística que nos une a todos. Quizás quien vaya al panteón del pueblo el día 2 de noviembre, no tenga mucho que ver o vea lo mismo que en otras partes, pero no es así, ya que tiene que esperar a media tarde de ese mismo día para captar el mensaje ceremonial en el murmullo de miles de pláticas que se dan como saludos de los vivos a los muertos… en su día…el 2 de noviembre en el panteón del pueblo.
s.f.