No te preocupes…
Esas tres palabras me las dijo aquel joven a la orilla de una chimenea con chirriantes brasas y un agradable olor a cebollas y carne asada, disfrutaban de una hermosa tarde en la “Turbina”.
No te preocupes…
Si sube o baja la Bolsa, a mi no me interesa, yo no hago grandes operaciones bursátiles.
Si sube la luz yo no me preocupo, puesto que no la pago. Si cambian la hora, yo no me preocupo, yo no tengo reloj y si lo tuviera sería lo mismo, yo no le entiendo a las manecillas y tampoco por eso me preocupo.
Yo no se escribir, ni puedo leer y eso no me preocupa, cuando a ella quiero decirle algo, le llamo por teléfono y a veces platicamos largas horas, a mi el recibo no me preocupa, pues yo no lo pago, como ves, yo no me preocupo por nada.
Entonces ya no aguanté más y le dije: Y bien, dime en qué trabajas. Él se me quedó mirando y me dijo: Yo no trabajo y por ello tampoco me preocupo, recibo salario de hijo, ellos son los que deben preocuparse.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.