Eran los últimos días de un mes de mayo, aquellos días en que la luz del sol dura hasta tarde y donde el calor veraniego era intenso…
Eran los últimos días de un mes de mayo, aquellos días en que la luz del sol dura hasta tarde y donde el calor veraniego era intenso; de nuevo en el lugar de la plática semanal; él observando hacia el interior de la escuela y en particular mirando detenidamente el patio dijo: “Salvador aquí hay una línea del tiempo, aquí claramente hay un parteaguas, refiriéndose que en la mitad del patio hacia el norte estaba la construcción antigua de la escuela, con su techo de madera y láminas; sus puertas y ventanas fabricadas convencionalmente y por el otro lado por el sur de este gran patio, estaba la construcción de hormigón donde se ubicaban las nuevas aulas.
En este tiempo pudo también platicar con el maestro Raúl Garza Garza, fundador de la Academia Mercantil de “Sabinas” allá por el año de mil novecientos treinta y ocho; en aquel momento el maestro Raúl le dice a Celso: “Quiero que sepa profesor que en este año voy a cumplir mis “bodas de oro” como maestro y me gustaría bastante que usted me acompañará y diese algún mensaje “Celso al instante acepta aquella propuesta; en la ceremonia del festejo Celso no pudo estar presente dadas sus múltiples ocupaciones y compromisos, pero envió el mensaje escrito, el cual fue leído por el Profr. Santiago A. Vara Jiménez, quien a la vez traía su representación personal. Uno de los trabajos literarios de Celso, fue dedicado al maestro Raúl Garza Garza con el rubro de “Un maestro muy especial”.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.