Celso Garza Guajardo

Aquella calle de Piedra

Los barrios de Sabinas Hidalgo

Celso Garza GuajardoEl Real de Santiago de las Sabinas…
está situando en una cañada o isleta…

Gobernador Melchor Vidal de Lorca
27 de febrero de 1775.

La calle de piedra se conformó sobre el trazo natural de lo que fue el segundo brazo del Río Sabinas. Geográficamente cerraba la isleta natural en donde se asentaba el viejo pueblo.

En todo el cauce del Río Sabinas, desde su nacimiento en el municipio de Mina hasta su desembocadura en el Río Salado, éste es el único lugar donde el Río toma esas formas al rajar precipitadamente la tierra por los flancos, dejando en medio una elevada barranca. Este accidente geográfico se explica por lo bronco del río en las épocas de creciente al salir del cañón y por lo encontrado de los declives de las sierras que rodean.

Hacia finales del siglo XVIII no había tal calle, sólo un brazo más del río. Hacia 1850, seguramente estaba transitado el lugar, pues El Alto, el llamado “barrio de los pobres”, como lo decía el párroco Martín Arizpe,estaba poblado, a fines del siglo pasado se inició la expansión urbana hasta la parte norte. En 1947, a la calle de Piedra se le da el nombre de Niños Héroes.

En la historia urbana de Sabinas, la Calle Real, hoy Hidalgo y la Calle del Alto, hoy Juárez, han sido las flanqueadoras de la Calle de Piedra, hoy de Niños Héroes.

La Calle de Piedra tiene recuerdo de Oriente a Poniente. Desde el salón “Mateo Treviño”, lugar de bailes y de bodas hasta el viejo “degüello” allá arriba, despuntando el camino al Ojo de Agua. Fue una calle de solares y de cercas, de escasas fincas; de árboles y de sembradíos, de aguacates y de acequias que aún cruzaban.

Calle natural de piedra y de polvo en abundancia, de mucho sol, de luz de luna o de negras noches. Lugar de los encuentros de las subidas con las bajadas. Escenario de gallardos pleitos callejeros y de furtivos romances pueblerinos, sabatinos y domingueros.

Esquina del recodo entre el salón “Mateo Treviño” con la casa de don Tomás Chapa Martínez. Crucero del recuerdo entre la nevería Cuauhtémoc, la cantina de don Nicolás Saldaña, el Cine Baldazo y la fotografía de Don Guillermo de la Garza.

Misterioso, romántico y violento, callejón de la Mutualista. Casa de las paredes largas y despoblado donde el Padre Morales enseñaba a jugar beisbol.

Peluquería de los viejos amigos y de las pláticas de siempre de don Antonio Hinojosa. Bardas de sillares, pequeñas casitas y traspatio de la iglesia evangelista.

Casa y paletería de don Basilio Reyna; carnicería del atento señor Bautista.

Solares y más solares camino al “degüello”, camino al Ojo de Agua… afine y voz de guitarras en las noches románticas para llevar serenata… silencio… nada pasa, sólo las voces cantando.

Hacia 1961, las cosas van caminando… la inauguración de la carretera a Villaldama le da a la calle de Piedra mayor tránsito, convirtiéndolo en prolongación de la misma. En las décadas posteriores, las imágenes irán cambiando, el silencio escaseará, los solares se reducirán, las casas aumentarán. Ya no hay lugar para los encuentros, la discusiones y los romances… el particular encanto de haber sido una calle trazada sobre el lecho del río, se convierte sólo en un recuerdo geológico.

La calle de piedra, que no empedrada, se pavimentará, tendrá un semáforo y será una arteria más de intenso tráfico…

El tiempo es otro para la calle de Piedra, el tiempo es otro para la antigua calle de Piedra.

Quedan dos centinelas que la vigilan: don Nicolás Saldaña desde su cantina y don Juanito Moreno desde el Cine Baldazo. Custodios por cuarenta años del viejo tiempo de la calle. Persisten en verla todos los días como la vieron antes.

¿Dónde están los viejos amigos? ¿Dónde las pláticas entre la subida y la bajada? ¿Dónde la luz de la luna que bañaba la calle llena de silencio y sombras de los árboles?…

Los centinelas saben que la calle es otra. Pero todos los días ellos como nosotros recuerdan cómo fue antes.

…Todos sabemos que esa calle ya no será nunca como la de antes, de ello pueden empezar a tomar nota los nuevos centinelas que un día relevarán a don Nicolás y don Juanito.

Todas nuestras calles han tenido centinelas, son los hombres que han estado siempre en las mismas casas y en las mismas esquinas, trabajando y viviendo… ellos son los que saben cómo las calles van cambiando.

La calle de Piedra ya no es la misma… pero seguirá siendo una calle con historia… en la historia de Sabinas Hidalgo fue el primer parteaguas de otros muchos parteaguas que después se han dado en este Sabinas Hidalgo, que sigue creciendo, parece ser, aún sin parar.

21 de febrero 1986