Juan Morales Garza

Rescatado de los Indios

La Vida Inquieta de Don Manuel M. García

Juan Morales Garza

En esta semana transcribiremos una historia poco conocida, pero no por eso menos importante de la familia de Don Manuel, dicha historia viene del libro "Sucedió en mi Pueblo", del Profr. Francisco J. Montemayor, con el nombre de "Rescatado de los Indios".

En la festividad religiosa celebrada el miércoles 2 de febrero de 1869 (día de la Candelaria), el párroco de la localidad, que lo era el sacerdote don Manuel Flores Farías, "echó la casa por la ventana". Habíase preparado con anterioridad al festejo, comisiones de damas habían recorrido los hogares todos, solicitando cooperación económica para darle mayor realce.

Habíanse adornado profundamente la iglesia y las calles por donde debería pasar la procesión y se hizo tanta y tan bien dirigida propaganda, que el pueblo todo se congregó en el templo y en la plaza desde temprana hora, el buen cura quería reavivar la fe, un tanto menoscabada por la agitación social en que se vivía.

Después de los actos religiosos, siguió en el atrio otra fiesta de fuerte sabor profano; desde la Hacienda Larraldeña los matachines habían venido danzando con una vehemencia místico-religiosa; las chirimías lanzaban sus sones de cadencia rítmica y los danzantes, cual si fuese un maratón, se mantenían horas y horas bailando sin dar muestras de cansancio; vestidos de vivos colores agitaban las sonajas, cascabeles y los espejitos que traían a guisa de adornos en la cabeza, brillaban al sol como si fuesen puñados de luciérnagas.

Se habían establecido en la plaza aquí y acullá, puestos de fritangas, que se hallaban abarrotados de parroquianos que esperaban que llegara la noche a fin "de que prendieran los monos" (fuegos de pirotecnia), donde la gente se arremolinaba, resaltando el asombro y la sana alegría de los humildes, cuya vida sin complicaciones halla su esparcimiento extasiada en el milagro de los cohetes de colores que habían de rasgar el aire para deshacerse como cascada de estrellitas.

Mas he aquí que apenas empezaba el festejo de la noche cuando un mozo inquiría a grandes voces por Don Jesús García y por su esposa Clara Martin de García (padres de Don Manuel), personas muy principales de la localidad, sobre todo ella, norteamericana, originaria del Estado de Virginia, digna y bellísima dama, cuya vida excelsa se enmarcaba en las virtudes más acendradas que dignifican al ser humano; el dicho mozo traía la infausta nueva, de que el hijo adoptivo de las personas por quienes inquiría se lo habían levantado una partida de indios comanches, cuando el pequeñín obedeciendo la orden del padre había ido a la labor a atender unas bestias.

La novedad hizo que el festejo pasara a segundo término, el Alcalde Don Cecilio Garza Montemayor, secundado por connotados vecinos tomó las providencias que el caso ameritaba. El toque de alarma de las campanas y el redoble de los tambores en la alcaldía, convocaban a los hombres a fin de que acudieran y se aprestaran a ir en seguimiento de los salvajes, con las precauciones debidas, en forma tal que rescataran al pequeñín, por el que lloraba desolada aquella santa mujer de ojos azules y blonda cabellera, que, desde cuando recién casada, conmovida ante la orfandad y desamparo de un pedacito de vida, lo había adoptado y le había dado cobijo en el manso y amoroso manantial de ternura de su noble y abnegado corazón.

Mucho agradecería a toda aquella persona que posea fotografías y anécdotas en pro o en contra relacionadas con Don Manuel M. García, favor de dirigirse a los Tel. 242-22-98 ó al correo electrónico juan-moralesgarza1@hotmail.com con el Sr. Juan Morales.