Celso Garza Guajardo

Historias y leyendas: Cuando llegaron los húngaros

Aquellos años que soñé

Celso Garza GuajardoEn una mañana cualquiera el campamento formaba parte de algún terreno baldío, el cauce seco de un arroyo o el fondo de un viejo solar… eran los húngaros que llegaban al pueblo… arriban por unos días, por una semana o por un mes y tal cual llegaban se marchaban después… sin procedencia o destino para ellos y con asombro e incertidumbre para nosotros.

A los “húngaros” aquellos, trashumantes, misteriosos, les vimos una y otra vez en el pueblo… con dudas y con interrogantes. ¿De dónde eran? ¿qué hacían? ¿hacían magia? ¿por qué su presencia daba miedo?

Esos y otros cuestionamientos por siempre se nos quedaron, ayer y ahora también.

Los húngaros varones trataban de vender o de comprar algo, hacía tiempo se decía que fabricaban cazos de distintos tamaños y de buen uso… las mujeres con sus vestidos largos y de colores, con aretes, con pañoletas a la cabeza, entraban a las tiendas, veían, agarraban y pagaban después, nadie le decía nada y continuaban su andar. A veces en el campamento tenían un viejo aparato de cine y daban funciones nocturnas, proyectando sobre una improvisada pantalla… más no se sabía qué hacían los húngaros, sólo caminaban y caminaban, saliendo y regresando al campamento… la gente decía que a veces desaparecían gallinas y algunas otras cosas… así aquellos hombres y mujeres de tan peculiar forma de vivir, hablar y vestir, levantaban su campamento y se marchaban nuevamente.

Cuando crecimos y empezamos a conocer la República, vimos húngaros en distintos pueblos y ciudades… después, cuando fuimos a algunos países de América, como por ejemplo en Colombia, vimos también algún campamento de húngaros. Luego también en Europa, vimos grupos iguales: en Francia, en Bélgica y en la Unión Soviética…eran iguales en su caminar, en sus ropas y en su ir y venir errantes… allá le decían gitanos o tenían otros nombres especiales.

Un día, cuando fuimos a la República de Hungría descubrimos curiosamente que los húngaros no eran de Hungría; que los húngaros que llegaban a nuestros pueblos eran en realidad gitanos, parte de una gran tribu nómada, organizada, de origen egipcio e indostano que recorrían todo Europa, parte de Asía y América… mas me siguió quedando una pregunta ¿por qué les decíamos húngaros a estos gitanos en nuestro país?… Con el tiempo alguien me dio una explicación en base a la historia: me dijo que a principios del siglo, cuando la construcción del Canal de Panamá, hacían falta constantemente cientos y miles de trabajadores para aquella magna obra, las compañías constructoras internacionales batallaban para contratar, dado lo maligno del clima y pesado de los trabajos; una de esas compañías entró en tratos con el gobierno austro–húngaro para resolver el envío de varios miles de trabajadores húngaros a las obras del Canal de Panamá; el imperio austro–húngaro cumplió la cuota fijada y en los barcos que trasladaron a aquellos trabajadores, de paso echó a un buen número de gitanos que vivían en sus dominios y que allá eran considerados indeseables.

Los constructores del Canal esperaron el arribo de los trabajadores húngaros con gran interés, los cuales al llegar se pusieron inmediatamente a cumplir con sus contratos; el resto, los grupos gitanos se dispersaron de inmediato, más a todos juntos se les conoció desde entonces como los húngaros sin saber diferenciar a unos de otros… así fue como llegaron los húngaros gitanos al Continente Americano.

En el viejo Sabinas Hidalgo aquellos campamentos que de vez en cuando llegaban, ya son parte del recuerdo; en realidad no sé desde cuándo no se instalan en un algún lote baldío, un arroyo o un viejo solar…viven en casas arregladas cual si fueran carpas y enfrente unos camiones que denotan cierta actividad ambulante… en la Colonia del Maestro, Villa Mitras, Santa Catarina, San Jorge y Valle Verde, se les puede ver en buena cantidad… ahí andan transitando por las calles como queriendo quedarse, como queriendo marcharse… yo les veo igual, en nada han cambiado… igual que como les vi en el pueblo hace muchos años y todos decíamos en esa mañana “Llegaron los húngaros”… frase que pronunciábamos con dudas e incertidumbre… igual ayer, igual ahora.

22 de agosto de 1989.