Celso Garza Guajardo

Los lugares y los rumbos: La casa de las paredes largas

Aquellos años que soñé

Celso Garza GuajardoEs una casa que va con el siglo. Que tiene sus recuerdos y secretos. Que tiene muchas historias por contarse.

Es una casa con la fuerza de los sillares y de las piedras. Una casa de las nuestras. Más allá de un jacal, más acá de un palacio. Con sus puertas y ventanas, con sus cuartos, sus patios y paredes lisas, austeras y largas que las circundan.

Es una casa envuelta en silencio y en olvidos. En misericordias y gritos ahogados. En miradas que se cruzan de afuera hacia adentro, de adentro hacia afuera, quedando sólo de por medio la indiferencia.

Es una casa que albergó, como pocas en esta aldea, riquezas y poder. Que estuvo llena de expresiones del saber, que le dio abolengo y prestigio a la sociedad de nuestros abuelos. El abrirse y cerrarse a diario indicó en aquellos años el inicio y el fin de una esperanza y el paso a una breve noche de sueños y fantasías.

Fue una casa llena de luz, de frescura y de remanso. De música y de libros, de armarios y de útiles de trabajo, de banquetas limpias y regadas y de carruajes juntos a la puerta. Que tenía junto a su noria las grandes sombras de los árboles, el aleatar de las palomas y el ruido de los animales.

Pero un día, del que no sabe la fecha… un día… la casa cambió… no se sabe en que año, en que día, pero la casa cambió. Se quedó atrapada en una interminable pesadilla que se convirtió en murmullo por el pueblo; la luz se tornó en ocaso y la frescura se convirtió en miedo. La música se hizo dolor. Todo se llenó de polvo y de abandono. Sus moradores se tornaron en fantasmas que se buscaban a sí mismos por entre aquellos cuartos que no tenían fin, por entre aquellas calles que terminaban en aquellos cuartos que no tenían fin.

La casa se volvió lúgubre. Como que la vida torció de rumbo buscando el principio de la mente, el principio de la idea. La Casa pasó a tener el doble velo trágico de las imágenes perdidas y de las dudas acalladas. Doble misterio de un pasado que sólo es hoy y de un presente que sólo es ayer.

En el pueblo es una casa al margen de los tiempos, que tiene su propio tiempo, que quedó rebotado atormentadamente entre los techos y los rincones.

De la casa se empezaron a contar leyendas, leyendas oscuras, silenciosas y confusas. Leyendas de la nada y de lo absurdo, leyendas que, al fin de cuentas, son de afuera hacia adentro, pues el tiempo interior de esa casa no hay leyendas, sólo una realidad que quedó atrapada.

Una de las leyendas que se cuentan por las calles, dice que la casa está llena de tesoros olvidados, de monedas y de objetos. Es una leyenda con el valor de la avaricia… se cuentan muchas más, calladamente, haciendo misterio en donde no existe, en donde simplemente el tiempo se detuvo y volverá a empezar. Más la única leyenda que no se cuenta es que el tiempo que se atrapó en la casa está a punto de irse para siempre, pues los últimos alientos de vida están por expirar… Entonces sólo quedarán los ecos… sólo quedará la nada en aquellas paredes lisas y largas, de la casa que está frente a la plaza.

26 de marzo de 1985.