Celso Garza Guajardo

Personajes del pueblo: Atrás quedo el Porvenir

Aquellos años que soñé

Celso Garza GuajardoCuando la carretera cruzó el pueblo, empezó un nuevo capítulo de su historia… entre la carretera, las obras de don Manuel M. García y las reformas sociales durante la época del Presidente Cárdenas, la vieja aldea fue cambiando. En torno a la carretera se entretejió un nuevo desarrollo social, se asimiló una cultura tecnológica y se empezaron muchos sueños.

El pueblo de 1930 apenas si arropaba la carretera, como por un costado, como que no quiso llegar pero llegó al fin… la carretera queda lejos, lejos de viejo pueblo, y muchos hombres empezaron a forjar su anhelos de trabajar en torno a la carretera.

Un joven estableció un estanquillo y por ocho años ahí laboró; luego, a como pudo adquirió un terreno rústico en torno a la carretera allá entonces en las afueras del pueblo… ahí se colocó para vivir y trabajar, tan lejos estaba el lugar entonces, que la gente le decía que se iba a morir de hambre, pues un negocio tan lejos no podía ser… más aquel joven afirmaba que allí radicaba su porvenir… y allí en ese lugar estableció un restaurant de igual nombre… allá al norte, sobre la carretera, al acabar aquel pueblo de la década de los 30.

En el tesón del quehacer diario, bajo constancia y alegría, el hombre fue labrando su porvenir… al paso de los años, lo que no tenía futuro se hizo factible y en aquel lugar se servían comidas, se atendían reuniones o sencillamente se iba a tomar algo y a platicar… la charla y la alegría del dueño hacía el ambiente y el cliente obsequiaba la placidez. Se convirtió así en un restaurant de esos que hacen época en las goteras de los pueblos a la vera de la carretera.

El dueño se desplazaba por el pueblo en bicicleta, platicando por aquí y por allá se paraba en la banqueta conversando y platicando, en un ir y venir por mandados para su negocio. Sonreía y platicaba a vuelta de sus pedales… así por muchos años… 45 para ser exactos, traspasó así todas las edades de su vida en el mismo lugar, en el mismo oficio.

Eran reconocidas las estampas y pintura en las paredes de aquella negociación, lo mismo que unos osos de Picachos que llamaban la atención. Los turistas llegaban al igual que los parroquianos de siempre, Por las noches, los actos sociales y políticos, los convivios y reuniones. Así pasó el tiempo, sin dar tiempo a que nadie tuviésemos tiempo porque el tiempo había pasado… y un día el pueblo se extendió, un nuevo tiempo envolvió a la villa que ahora ya era ciudad… el porvenir de entonces había quedado atrás.

En 1983, se decidió el final de aquel lugar que antes fue una de las goteras del pueblo, pues “El Porvenir” estaba ahora adentro del pueblo mismo y había entregado ya su constancia y de enseñanzas… en los espacios más al norte se abrían nuevos porvenires, más y más adelante, las colonias y las industrias por sobre el sendero ancho y la carretera a Vallecillo, indican la alborada de otros tiempos… así, un día aquel hombre se retiró, no por falta de porvenir, sino porque él mismo se había convertido en historia.

Termino así aquel restaurante “El Porvenir”, entonces alejado y tradicional a la orilla de la carretera y en ese momento Don Benito Villarreal Martínez, su propietario y creador pasó a formar parte el acervo ejemplar del trabajo y del anecdotario histórico sabinense.

Don Benito Villarreal Martínez por ahí anda en sus 83 años, lúcido y alegre… en la plaza de la Colonia Chapultepec, mirando para todas partes, capoteando a los sabinenses nicolaítas… cuando está en el pueblo acude a la plaza a recordar a sus amigos ausentes y cuando va a la carretera imagina estacionar su bicicleta en las aceras y mira al horizonte allá muy al norte, en el nuevo porvenir del pueblo…

Don Benito Villarreal Martínez hizo en “El Porvenir” una historia ya recordada en la carretera.

3 de noviembre de 1987