Recordar es vivir Que alegría me da saber que la Escuela Normal Pablo Livas, celebra su 60 Aniversario y más aún saber que formé parte de esta institución, formadora de maestros.
Recordar es vivir Que alegría me da saber que la Escuela Normal Pablo Livas, celebra su 60 Aniversario y más aún saber que formé parte de esta institución, formadora de maestros.
Cuando me enteré por la convocatoria publicada en un periódico local, sobre el anecdotario que se planeaba realizar como una de las actividades dentro del marco de esta magna celebración, al instante vinieron a mi mente recuerdos que aún están presentes en mi memoria, el recordar que fue ahí en la Escuela Normal, donde conocí a grandes amigas, algunas de esta ciudad y algunas otras foráneas que aún frecuento, y encontrarías ahora desempeñando la más noble de las tareas; el educar a esos niños pequeños que cimbran el corazón de sus educadoras con cada logro que llegan a alcanzar.
Pero fue ahí en las aulas de la Normal, donde las 19 compañeras, vivimos una gran fiesta, esa que nunca quieres que termine porque es un placer el estar ahí, al fin de cuentas mujeres, todas con la juventud a cuestas y la algarabía de vivir; y fue ahí donde empezó esta anécdota, una de tantas que recuerdo, creo que estábamos cursando el 3º año de la Licenciatura en Educación Preescolar, y nuestro grupo no se porque razón, quizás por el cupo, o no sé, no fue invitado a una conferencia que se celebraba en el salón de actos y la mayoría de los demás grupos si asistieron, a lo que nuestro grupo que éramos muy unidas no le pareció, por lo que decidimos ir nos de pinta, esto propuesto por mí y algunas otras compañeras, que no menciono sus nombres por no omitir a nadie.
Y así fue, la sentencia fue clara, nos íbamos de pinta todas, o ninguna, y pues la unión hizo la fuerza, nos fuimos todas después de convencer a las mas serias y bien portadas del salón, al fin de cuentas éramos muy unidas.
Y comenzó el plan de cómo nos iríamos sin levantar sospecha, no podíamos dejar evidencia alguna de nuestra presencia, y la brillante idea surgió, lanzar desde las ventanas del segundo piso las mochilas, al fin de cuentas nadie se daría por enterado, estaban en el salón de actos, y así fue como se planeó la estrategía, de una en una iríamos bajando las escaleras, las primeras en hacerlo subirían las mochilas a la camioneta de Maru y Tere Sepúlveda, y en el carro que le pedí prestado a mi mamá en esa ocasión.
Después de que ya todas habían desalojado el salón, nos fuimos al Ojo de Agua, a celebrar la huida. En ese momento no pensamos en las consecuencias, todo era alegría, pero al día siguiente, Dios Santos, que se aparece nuestra maestra de grupo, la profesora Lupita Garza Elizondo, con una desencajada y a punto del llanto. Nos preguntó, no se me olvida: Muchachas -¿Por qué hicieron eso?. ¿De quién fue la idea?. El silencio y la culpa eran total en el grupo, era una consigna muy clara, la idea fue de todas. Y así fue, todas unidas en las buenas y en las malas.
Ahora, después de muchos años, y en labor como educadoras comprendo cómo se sintió la maestra Lupita en ese momento, pero esto sirve ahora como una anécdota que quizás en su momento le causó tristeza, pero al recordarlo se reconforta el alma con esos recuerdos.
Con gran cariño, a todas mis compañeras de preescolar, las de Anáhuac, N. L., Sandra Mireya, Sandra Edith y Adriana, a Alma Elizabeth, Maru y Tere Sepúlveda de Villaldama, N. L.. a Laura Erika de Hidalgo, N. L. y a todas las sabinenses que formaron parte de esta generación: Gloria, Adriana Maritza, Marlene, Marina, Nadia, Rossy, Patty, Cinthya, Lizeth, Maricela y Altagracia.
A todas ustedes compañeras de la Generación 19951999 de la Licenciatura en Educación Preescolar de la Escuela Normal Pablo Livas con mucho cariño su compañera que las recuerda siempre: Fátima Ibarra Pérez
Fátima Ibarra Pérez
XLVI Generación
19951999
8º Generación de Lic. en Educación Primaria