El transitar de mi vida magisterial

1º Anecdotario Escuela Normal Pablo Livas

Me considero un gran afortunado, pues el aplicar para el examen de ingreso a la Normal Pablo Livas, demandaba como ahora demostrar la capacidad y vocación en el magisterio, la expectativa de los aspirantes era de incertidumbre, pues sabíamos que no todos los que presentaban el examen, eran seleccionados, recuerdo que participamos aproximadamente 300 candidatos, todos estábamos en las misma circunstancias, sin embargo fuimos seleccionados solamente 150 alumnos

Me considero un gran afortunado, pues el aplicar para el examen de ingreso a la Normal Pablo Livas, demandaba como ahora demostrar la capacidad y vocación en el magisterio, la expectativa de los aspirantes era de incertidumbre, pues sabíamos que no todos los que presentaban el examen, eran seleccionados, recuerdo que participamos aproximadamente 300 candidatos, todos estábamos en las misma circunstancias, sin embargo fuimos seleccionados solamente 150 alumnos, a quienes se nos brindó una magnífica oportunidad para desarrollarnos profesionalmente, en lo personal fue la carrera de elección y constituye la mejor herencia que me han legado mis padres. En el transitar de la vida magisterial he tenido muchas satisfacciones en la docencia, pero lo más importante ha sido cuando se me invitó a formar parte del equipo de maestros de la Escuela Normal Pablo Livas en el año de 1990, cumplía con los requisitos solicitados en la Convocatoria de Concurso Abierto de Oposición para docentes de nuevo ingreso en el nivel de homologados, la decisión estaba en mis manos, debo señalar que representaba un reto para un servidor, pues la experiencia laboral la había adquirido en los niveles de primaria, secundaria y Academia Comercial, pero no con alumnos de nivel superior, sin embargo en mi concepción profesional durante este tiempo, estaba decidido a buscar el ascenso de Primaria al de Secundaria, pues contaba con horas en este último nivel y lo consecuente era la promoción de una plaza en este nivel.

Esta invitación significó una valiosa oportunidad de contribuir con mi modesta formación a devolver a nuestra Alma Master, mucho de los que de ella adquirí, junto con todos y cada uno de los catedráticos que nos formaron en la docencia, después de analizarlo participé en dicho concurso, en que fui acreedor de 12 horas de Asignatura “B”, laborando en el turno vespertino e inicialmente con los alumnos de Bachillerato Pedagógico.

Durante este tiempo tuve el privilegio y el honor de tener como director al Profr. Arturo Solís Montemayor, a compañeros maestros como: Santiago Vara Jiménez, Gilberto Hernández, Eduardo Cárdenas, Gilberto Guzmán, Virginia Sanmiguel, Salvador Garza Inocencio, Beatriz Perrone, Rubilio García, Juanita de la Cruz, Miguel Garza, quienes fueron mis maestros en la Normal y que ahora seguían brindándome sus consejos y orientaciones; también compartieron sus experiencias con un servidor, maestros como: Juan Guillermo Ibarra, María Elena Montemayor, Elidia Montemayor, Jesús Sebastián Jiménez, Blanca Josefina Santos, María Elva Solís, de quienes estoy enteramente agradecido por sus valiosas recomendaciones que me brindaron como compañeros o directivos.

Fueron tiempos de inicio pero que aún conservo en mi memoria y que ahora, después de 18 años en la Normal pareciera que fue ayer cuando empecé, pues la dinámica de trabajo en la institución es permanente y constante, siempre realizo mi función con esmero y dedicación, pues es el mejor de los aprendizajes heredados por nuestros grandes maestros y que ahora trasmito a las nuevas generaciones.

Sabinas Hidalgo, Nuevo León, agosto de 2008.

Gustavo García Ríos
XXIX Generación
1975–1980