En algunos casos los tiempos no cambian

1º Anecdotario Escuela Normal Pablo Livas

He tenido la fortuna de volver como docente a la escuela que me formó como profesional de la educación; la Normal “Pablo Livas”, y es para mí una gran satisfacción poder darle algo de lo mucho que a mí se me dio cuando fui alumna normalista.

Entre algunos de los aspectos que me llama la atención es que aunque pasen y pasen los años, los estudiantes de aquella época y los de ahora, siguen siendo iguales en ciertos comportamientos dentro de la escuela.

Por ejemplo: cuando les decimos que deben vestir uniforme oficial empiezan con pretextos de que está anticuado, que humor, entre muchos comentarios más. Mismos comentarios que hacíamos cuando en mis épocas de normalistas teníamos que portar el uniforme oficial que era un pantalón de terlenca azul marino y blusa blanca con bolas azules que se parecían a la envoltura de la manteca Inca de aquella época, pero que cuando nos decían que teníamos que vestirnos formales, el uniforme oficial era el que nos sacaba del apuro, igual lo hacen los alumnos de hoy en día.

Cuando en 7º y 8º semestres se inician las visitas de revisión a los alumnos que están realizando el servicio social, llegas y de inmediato los maestros de las primarias, los niños o intendentes que te ven llegar corren a avisarle a los normalistas que ya andan los de la Normal revisando. Misma situación que pasaba en nuestros tiempos cuando divisabas al asesor, en mi caso, al Profr. Salvador Garza Inocencio (también mi maestro en 6º año de primaria) cruzar el patio central de la escuela Manuel M. García, primaria donde realice mi servicio social en un grupo de 3º año con 19 alumnos en el edificio Teresa R. De García; y de inmediato el nervio y la pregunta ¿A quién vendrá a revisar? En una ocasión estando el asesor en mi grupo llega un alumno de otro salón y dice delante de todos y en voz alta, -Dice mi maestra que se prepare porque ya anda el profe de la Normal revisando-. El Profr, Salvador muy correcto solo sonrió e hizo caso omiso de la advertencia y continuó con su cometido.

Cuando en periodos de exámenes llega el maestro aplicador, con solo ver la caras de los alumnos sabes con quien se puede copiar y con quien no. Misma situación de nuestra época en que llegaba el maestro y pensabas con este ya la hice, cuando con otros era mejor ni voltear para que no te fueran a confundir pensando que tenías intención de copiarte.

Aprovecho este espacio parea agradecer a los grandes maestros (los Profrs. Santiago A. Vara, Valdemar González, Gilberto Guzmán (†), Gilberto Hernández, Salvador Garza, Rubilio García, Eduardo Cárdenas (†), Vike Garza (†), las Profras. Graciela Santos, Beatriz Perrone, Rosa Elia Elizondo, Rosa Norma Morton, Consuelo y Aurora Cervantes, Antonieta Mireles, así como mi director el Profr. Arturo Solís y la Subdirectora la Profra. Elva Solís), que me formaron y de los cuales aprendimos lo esencial de nuestra profesión: la docencia, y que aunque pasen y pasen los años en nuestra profesión los alumnos siguen siendo nuestra razón de ser.

Profra. Idania Martínez Morales
XXIX Generación
1976–1980