La maestra… permanece con nosotros en el recuerdo por la fina siembra de bondad que hizo en el corazón de sus discípulos.
La maestra… permanece en nuestros pensamientos por la constancia la dedicación con que atendió la labor docente.
La maestra… dentro de las instituciones educativas persisten en el tiempo, porque se vinculó estrechamente con el medio en que se desenvolvió.
La maestra… fue un espejo donde se miraron muchos de sus alumnos, con lo anterior queremos significar la influencia que ejerció sobre aquellos a quienes condujo por los caminos del aprendizaje.
La maestra… con una rara mezcla de fraternal benevolencia y energía logró en sus educandos a la par que disciplina, fecundos conocimientos.
Allá donde el caserío se extiende al sur del pueblo, sí allá en la Hacienda Larraldeña vivió con muchos afanes, como casi siempre ocurre con los obreros del intelecto, entregada de lleno en su deber del maestro cuando menos comprendido más sagrado.
Nuestra pluma hoy escribe en reconocimiento de admiración y respeto a una gran Maestra, la Profesora Narcisa Alvarado Alonso.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
