En la región del Lazio, donde Rómulo y Remo se disputaron el honor de fundar la capital del futuro gran imperio y a la cual llamaron Roma en honor a Remo, existen siete colinas que llevan los nombres de Aventino, Caelio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Según la leyenda, sobre el monte Palatino, Rómulo fundó la ciudad y ahí colocaron una placa que refrendaba ser el corazón y el centro de un gran imperio, de ahí que dijeran que todos los caminos llegaban a Roma. Por ejemplo, con el correr del tiempo, el nombre de esta colina dio origen a la palabra palacio.
En los alrededores de Roma había otras colinas Una de ellas conocida como “el monte Vaticano “, cuya raíz etimológica procede del latín, “Vaticanus mons”. Ahí los etruscos tenían un asentamiento alrededor de un oráculo, al cual iban y preguntaban sobre el futuro de las cosechas. La respuesta era un vaticinio que dio lugar al nombre del Vaticano, sobre la cual se construyó la basílica de San Pedro en la segunda mitad del siglo XIV.
Al sucesor de San Pedro se le llama papa, cuyo significado lo encontramos en “Petrus Apostoli, Potestam Accipiens”, el que recibe la potestad del apóstol Pedro. Pero también se le llama pontífice, palabra cuyo origen se remonta a aquellos que cuidaban el puente Sublicio sobre el río Tiber. Fue Numa Pompilio en el siglo VII antes de Cristo quien otorgó el cargo de sumo sacerdote a los pontífices, quienes cuidaban el puente.
Durante siglos, el cargo de emperador como del pontífice estaban separados, hasta que Constantino en el siglo IV se hizo llamar sumo pontífice. Luego los obispos de Roma se adjudicaron por derecho ese título nobiliario, como príncipes de la Iglesia, como obispos de Roma y como sucesores de Pedro. De ahí que también se diga que la tiara pontificia esté compuesta por tres diademas, cada una de ellas representa los títulos otorgados por derecho a los papas, como los son la santificación, la enseñanza y el gobierno del papa.
El Estado de la Ciudad del Vaticano es la sede territorial del papado. Es el estado más pequeño del mundo pues solo comprende 44 hectáreas de extensión territorial. En ellos se levantan los palacios vaticanos, los museos, las galerías, los jardines, las bibliotecas y los archivos, la estación de radio, la oficina postal, el banco, el observatorio astronómico, las oficinas y otros departamentos que ofrecen diversos servicios. Aunque existen fuera de El Vaticano cerca de diez edificios, incluidas las basílicas, las oficinas de las congregaciones y la Curia Romana, además del Castillo de San Angelo y Castelgandolfo, el sitio de verano del papa, situado a 20 kilómetros al sur de Roma. La Santa Sede tiene cerca de mil habitantes quienes rinden lealtad al pontífice como jefe de estado y de gobierno y en la cual trabajan poco más de 4 mil empleados.
Como jefe de estado, el papa tiene poder absoluto en lo ejecutivo, legislativo y judicial en la Santa Sede. El gobierno local recae en la Comisión Pontificia para el Vaticano. Como estado soberano mantiene relaciones diplomáticas y neutrales a través de la secretaría de Estado. Quienes cuidan y velan por la seguridad de la Santa Sede son la Guardia Suiza en funciones desde 1506 y la Policía Vaticana. En 1970, Pablo VI desapareció los grupos de seguridad personal del papa, entre ellos la Guardia Palatina de Honor, la gendarmería papal y la guardia de honor del papa
Durante siglos, los papas no solo cuidaban de la salvación espiritual de los católicos, sino también pensaban que en cierta forma debían mantener territorios bajo su control político y económico. El territorio original pontificio desapareció en 1870 y quedó incorporado al entonces reino de Italia. Por lo que los papas Pío IX, León XIII, Pío X, Benedicto XV y Pío XI, en señal de desacuerdo y rechazo se encerraron en el último reducto que tenía El Vaticano. A partir de 1929 y de acuerdo al tratado y concordato de Letrán entre la Santa Sede y el gobierno fascista italiano, surgió el Estado Vaticano. Los acuerdos de Letrán fueron actualizados por un nuevo concordato en 1985.
La bandera vaticana tiene dos colores, el blanco y el amarillo en dos bandas verticales, con las insignias papales compuestas por las dos llaves cruzadas, una de plata y otra de oro unidas por un listón rojo con dos borlas. En el centro sobresale la tiara pontificia con sus tres diademas, mientras que las llaves representan la autoridad jurisdiccional y espiritual del papa. Por eso el Vaticano es la tierra de Pedro y sus sucesores, es la piedra angular de la Iglesia.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina