Profr. Benito López Valadez

Un cazador le tira a una cabeza de venado disecada en 1976

Anécdotas deportivas

Profr. Benito López ValadezEn el año olímpico de 1976, salió de la casa en una excursión de “caza” de venado cola blanca, un simpático grupo formado por: Celso Flores Guajardo, José Perfecto Vázquez Santos, Francisco Quintanilla, César Garza González, Ruy Guadiana Lozano, Arturo Garza Gutiérrez y José Luis Hinojosa Maldonado, (lo más granado del Barrio del Buche), al Rancho San Felipe en el mundialmente famoso, Vallecillo, Nuevo León. (Por el venado cola blanca y las víboras de cascabel, que es lo mejor del país). Para los amantes de la caza deportiva, conste, salen sobrando las palabras.

Desde que salieron de Sabinas, pensaban quedarse por allá, de perdido dos días. El primer día, no hubo nada. Pero al acostarse y viendo, que ya estaba dormida la mitad del grupo, los que estaban despiertos, (que nunca faltan por cierto). Fraguaron una broma para los que ya estaban dormidos y dicho y hecho: Descolgaron de la pared de la casa del rancho, una cabeza de venado cola blanca, disecada por un buen taxidermista y montada sobre una base de yeso y madera. (Parecía que el venado estaba vivo).

Silenciosamente, por no decir sigilosamante, la fueron a poner dando el frente a la carpa donde estaban acampados, por encima de unos nopales. (Simulando, que el venado, se estaba asomando para ver al grupo de cazadores). (Como retándolos y diciéndoles: -para qué me van a buscar, aquí estoy para lo que se ofrezca).

La mentada broma, debía surtir efecto a la primera luz del alba y siempre y cuando alguno de los dormidos se despertara temprano. Casi queriendo amanecer los bromistas, ya se habían despertado, pero se estaban haciendo los dormidos. Cuando José Luis, se sentó tranquilamente, se restregó dos veces los ojos, no podía creer lo que estaba viendo, (el venado en los nopales). Tomó el rifle 270 y ya uno de los bromistas le dice:

– ¿Qué pasó, qué vas a hacer?

– No hagas borlote, -dijo José Luis.

Y desde adentro de la carpa, se oyó el tan esperado ¡Bang! Y saltó el yeso y la madera de la cabeza disecada.

Dejó sordos a los despiertos y a los dormidos los despertó, por el tremendo ruido del disparo. Ya se oían las incesantes risas de los bromistas, cuando José Luis les espeta airadamente:

– ¡Nunca fueron serios, no sirven pa´ nada!

– ¡Se me hace que no vuelvo a venir con ustedes! Seguía diciendo.

Mientras que el grupo a todo pulmón, se reía a carcajada batiente.