Lo que se puede considerar, como el hecho insólito en “el rey de los deportes” el Béisbol, como lo más sobresaliente además, para leer el Reglamento respectivo, todavía se recuerda por muchos años más, aquel día, en que Antonio García Salazar, para animar el ambiente y ya que el corredor cruzaba la almohadilla caliente, y tan pronto la tierra prometida, de improvisto, lo abrazaba, lo cargaba y hasta lo besaba en un cachete, al interfecto para reconocerle con gallardía, hombría y suspicacia. “que se había aventado” con la acción deportiva realizada, ya fuera bateando o corriendo.
En un grupo realizado en Villaldama, N. L., Antonio besó al Párroco del lugar mencionado, allá por 1960 y el Párraco, descontrolado por tal acción, después de que lo besó Antonio, y al ver que todavía lo seguía para darle otro beso, le tiraba piedras. (Tomó su bicicleta, y emprendió la retirada y se fue uniformado a la Iglesia a seguir con sus menesteres eclesiásticos).
Pero lo del “olote” fue lo máximo, (En Bella Vista) se ha recorrido el pueblo de este a oeste y de norte a sur, para recabar los datos complementarios que rodearon aquel momento inusitado, no ha habido éxito, ya nadie las recuerda y se ofrece sólo lo siguiente:
Parece que era el año de 1961, en el Campeonato XI Municipal de Mayores del Torneo Regular. (De marzo en adelante o de abril se jugaba). Los Rojos dirigidos por Jorge Mascareñas Valadez, fueron los Campeones, Club de Leones, A. C., dirigidos por Aléctor Ruiz Cavazos fue segundo, la Carta Blanca, fue dirigido por Porfirio Cervantes y La Oficina (Tiburones) y al timón actuó Gustavo Montemayor.
En el juego entre: La Oficina, al cuadro (Defensiva) y Club de Leones, A. C., bateando (Ofensiva); Jesús Pérez García “Canales” era el ampáyer en la loma de pitcheo; Antonio García Salazar era el cátcher por los oficinistas, Manuel Montemayor era el lanzador y los jugadores defensivos de 1a, 2a, y 3a base no se les recuerda. (Ni al bateador).
Por los ofensivos del Club de Leones, Irineo Santos Rodríguez “Neo”, estaba como corredor en 3a. base y de paso otro corredor estaba en primera amenazando con irse al robo de la segunda colchoneta. (Había un out o no había ninguno). Para los que no le entienden al béisbol, se les recuerda que al irse el corredor de primera a segunda base o robársela, el corredor de tercera, si ve que el cátcher lanza a la segunda la pelota, el se deja venir como de rayo a la tierra prometida y anota la carrera.
Bien, al venir Antonio a recoger una pelota que se le pasó, vio un “olote”, le cortó el pedazo y se lo echó a la bolsa trasera del pantalón. (Algo tramaba, vayan ustedes a saber). En el siguiente lanzamiento del pitcher a home, el corredor de primera base, se fue a segunda Antonio, tomó el “olote” de la bolsa trasera del pantalón y lo aventó a segunda base. (Parece que llegó un poco atrás del lanzador y del ampáyer). El corredor de primera, ser andaba barriendo en segunda y el segunda base no hallaba si recoger el “olote” o no, porque a todos los agarró de sorpresa y los sacó de balance con tal jugada.
“Neo”, mientras tanto, (no supimos si había coach, o no por El Club de Leones), al ver “blanquear” la pelota que iba rumbo a segunda base, pero era el “olote”, se dejó venir a home (como Juan por su casa). Con la mayor tranquilidad y calma del mundo. (De esas que). Pero, ¡cáspita!, ¡quía!, ¡ca!, ¡huy!, ¡diantre! y hete aquí que Antonio lo estaba esperando con la pelota en el guante. (no podía ser posible lo que estaba viendo y entonces, -¿Qué aventó a segunda? Pensaba “Neo” y para su mayor sorpresa: Antonio lo quemó y el ampáyer grito:
¡Out! y ¡Out!, se quedó.
Al percatarse “Neo” de la situación de la jugada, empezó a reclamar al ampáyer que era “engaño”. Mientras todos reían de lo chusco de la jugada y Antonio fue a dar a las gradas para observar lo que se estaba desencadenando con la fatídica jugada. En un abrir y cerrar de ojos. “Neo” utilizó uno de sus mejores golpes, y dejó fuera de combate al ampáyer. Inmediatamente, Isidro, que estaba como espectador, al ver la situación reinante, brincó al terreno de juego, tomó un bat y empezó a corretear a “Neo”. Este fue a dar a la calle por el lado norte por la casa de Joel Cuevas Rodríguez, y la situación no llegó a más.
Al siguiente domingo, en un gesto de cordialidad, respeto y amistad, ante los jugadores y el público asiduo a los juegos de aquel tiempo. Entre los que no faltaban un solo domingo como: Graciela y Rafaela Pérez de León, Enrique Cantú, (De Garza Ayala). Leodegario Hinojosa, Manuel Acevedo, Francisco Serrano, Francisco Sánchez , Eustolio Villarreal Chapa, Victoriano Cervantes, Pedro Alejandro Cantú, Francisco Martínez “La Pinina”, Enrique Garza Guajardo, Francisco Ayala Ruiz, Francisco Sánchez Rodríguez, más conocido como “Chico” no faltaba como expectador al softbol y al voleibol y otros más, que armaban de grada a grada un ambiente que se extraña y añora. “Neo” se disculpó y pidió perdón por la acción cometida el domingo anterior. Todos se dieron la mano y todo mundo quedó contento, las acciones del “Rey de los deportes” seguirían su camino como siempre ha sido y será ¡No faltaba más!.
Un poco antes de estos hechos, no muy insólito, pero fuera de lo común y corriente, sucedió el 3 de julio de 1960, cuando Rodolfo Robles Hernández contrajo matrimonio con la Srita. Margarita Gutiérrez Garza. Todo muy normal, pero después de firmar en el Registro Civil se apareció ese domingo en el campo de béisbol bellavistense y toda la fanaticada, jugadores y padrinos, lo devolvieron vestido elegantemente, (no se había cambiado), para que fuera a estar frente a la recepción de bodas que había interrumpido, por su segundo amor: “El Béisbol”.