Profr.CelsoGarzaGuajardo

Celso Garza Guajardo

Personajes ilustres

Rumbo al final

Después de llevar una vida dedicada en gran parte a la lectura para cultivarse y formarse espiritualmente, de haber sido partícipe de infinidad de acontecimientos, dictado numerosas conferencias, editado libros, escrito crónicas, realizado entrevistas, viajado por muchos rincones del mundo cual trotamundos ansioso de corroborar lo aprendido en la escuela, etc.; el devenir del año 2000, el nuevo milenio estaba próximo a iniciarse, pensaba que el siglo XXI sería el siglo del humanismo, "el ciclo de fortalecer valores espirituales". Pasada esa noche expresó con suma esperanza: "hemos pasado la tranca del siglo XXI". Era el tiempo de priorizar sus compromisos y el primero era el de su familia. Pensaba en el retiro a través de su jubilación, por ella había iniciado el empaque de sus libros para enviarlos a su pueblo, a su casa, a la Casa del Cronista para dar formalidad a una biblioteca pública. Añorando su años mozos le comentó al Profr. Delgado Moya: "La juventud ha pasado, estamos en la madurez, ahora vienen a pedirnos consejo, quiere decir que estamos cubriendo el hueco de los mayores".

Era el fin de aquella primera semana del año 2000, empezó a sentir algunos malestares y les hizo poco caso pensando que eran padecimientos pasajeros debido al estrés a que su vida era sometida y que pronto se pasarían como en otras ocasiones había ocurrido, mas sin embargo al "Cronista de Cronistas" lo sorprendió la muerte la mañana del domingo 9 de enero, enfriando la atmósfera de la microhistoria aquel hombre que supo ganarse el aprecio y amistad de la gente que le conoció. La prensa, radio y televisión daban a conocer tan infausta noticia, su familia inconsolable, sus compañeros y amigos preocupados por la rápida muerte de quien fuera su guía. Había muerto "El quijote de quiméricas empresas" como lo dijo alguna vez Héctor Jaime Treviño; o como lo expresara el poeta Margarito Cuéllar: "un apóstol de la cultura popular".

La Prensa de Sabinas fue muy elocuente: "Sabinas está de luto, fallece Celso Garza Guajardo".

Sus restos mortales fueron velados en una funeraria de Monterrey, acudiendo gran cantidad de amigos y familiares que deseaban verle por última vez, posteriormente su cuerpo fue cremado de acuerdo a sus deseos y sus cenizas guardadas en una urna de madera. el martes 11 de enero es trasladado a la Hacienda de San Pedro de Zuazua, N.L., donde se le rinden los honores a quien fuera su Director, despidiéndolo con la canción "Si acaso muero", interpretada por el Grupo Taller; luego prosigue su camino a su terruño, recibiéndolo el pueblo en la Escuela Normal "Pablo Livas", donde se recibe al "Quijote de la Crónica" como a un héroe. Sus compañeros de generación en voz de la Profra. Blanca Josefina Santos se expresó diciendo: "He vuelto Maestro, no se si terminé la tarea; pero me has llamado y aquí estoy. Siempre anhelé quedarme en mi tierra amada. Solo le pido Maestro, que dejes que mi alma se quede colgada en aquella estrella, la más brillante, para observar la tarea" Esta escuela le rinde homenaje perenne al darle a la última aula donde se formó como maestro el Profr. Celso, su nombre, escrito en una placa.

La última ceremonia religiosa fue celebrada en la iglesia de Guadalupe la cual registró un lleno total ante la presencia de los restos mortales que eran cargados por su hijo Celso José, despidiéndose de este santuario con la canción "Gracias a la vida"; concluyendo la ruta en el panteón municipal donde descansa junto a sus padres.

Posteriormente a su deceso se le han seguido rindiendo reconocimientos como el de la U.A.N.L., que le dió su nombre a la Hacienda San Pedro sede del C.I.H.R. además de colocar un busto al frente de este local. El Archivo Municipal y el Museo de Historia Regional de Sabinas Hidalgo, por indicaciones del Cabildo, también llevan su nombre.

El presente trabajo representa una breve remembranza de uno de los hijos predilectos de Sabinas, del hombre que envolvía con su amor y bondad, del que supo ganarse la amistad de sus conciudadanos, el sabinense educado pero a la vez humilde forjador de poetas y escritores, filántropo cultural en el cual la microhistoria encontró su máximo exponente; el que ya descansa en la eternidad, seguramente como alguien dijera; "ahora es cronista de los ángeles". Antes de concluir su existencia pensaba que la muerte era "una nueva circunstancia", por eso al fenecer su camino describió su propio relato: "la muerte es sensible, dolor cuya dignidad solo requiere reflexión y total respeto".