El pueblo aún era pequeño, tenía 12 mil habitantes… sin colonias ni fraccionamientos… solamente barrios, rumbos, calles y callejones… camino de Bella Vista y Hacienda Larraldeña, camino al Ojo de Agua, la carretera, La Ermita, y el Tajo. Todo eso era el entorno del pueblo que tenía como centro la plaza, la iglesia y el Palacio Municipal, aquél de fachada blanca que se fundó en 1957. Era el pueblo donde estaba en auge la industria y el vestido, el furor de los “pasaporteados”… el pueblo del viejo párroco que fue, el Padre Castañeda, y del cura nuevo que llegó, el Padre Pedro Morales… era un pueblo de labriegos, empleados, artesanos, agricultores, ganaderos y obreras de las fábricas de vestidos… en ese pueblo, en aquel pueblo se fundó un periódico que haría historia en el periodismo local y nacional, que haría historia para la historia del pueblo, convirtiéndose en un legado de tradición y de comunicación entre las familias sabinenses.
El periódico Semana fue fundado el 31 de enero de 1953 por el maestro Jorge Mascareñas Valadez… han pasado 45 años… ha pasado la historia de dos generaciones. En sus páginas está reunida la vida municipal, social, cultural, deportiva, acontecimientos y secesos de trascendencia. Hojear sus páginas es ver un álbum familiar… un archivo de documentos de la vieja casa de los abuelos comunes… una enciclopedia de notas y de artículos donde están las inquietudes, los sentimientos y la diversidad de criterios frente a los problemas cotidianos.
Cada vez que hojeo la colección de Semana me emociono… me emocionan sus historias:
- Las historias de la familia Mascareñas Valadez y Mascareñas Ruiz.
- Las historias de sus colaboradores.
- Las historias de sus primeros suscriptores y anunciantes.
- Las historias de los alcaldes del pueblo, sus campañas y labor de sus ayuntamientos.
- Las historias de bodas, bautizos y fiestas familiares.
- Las historias de las notas luctuosas… ¿quién se murió?… ¿quién era?… ¿dónde quedó?… los agradecimientos, los recordatorios.
- Las historias de los suscriptores que están en distintas partes del país y en los Estados Unidos.
- Las historias jubilosas de los hijos que se gradúan en universidades mexicanas o extranjeras.
- Las historias de personajes sabinenses que destacan en todos los campos.
- Las historias de los clubes sociales y mutualistas.
- Las historias de las escuelas, maestros y alumnos que ganan constancias y concursos.
- Las gigantescas historias deportivas, sus ligas, campeonatos y héroes.
- Las historias de sus iglesias y fieles creyentes.
- Las historias del clima, el calor, del frío, de la sequía, de la lluvia, y de las inundaciones.
- Las historias de los desfiles cívicos y patrióticos.
- Las historias de las campañas políticas locales, estatales y nacionales.
- Las historias de las plazas, calles, caminos y baches.
- Las historias del Ojo de Agua y de los vados y puentes en el río.
- Las historias de los bailes de fin de año.
- Las historias de los bailes de gala y coronaciones de reinas.
- Las historias de accidentes y de tragedias.
- Las historias familiares con sus fotografías en los Estados Unidos.
- Las historias de las cartas y felicitaciones.
- Las historias de las ensaladas sociales, del carnet social, del suscriptor que renovó y del que llegó a saludar.
- Las historias de los dibujantes y caricaturistas de ayer y de ahora.
- Las historias de quienes han sido administradores, repartidores, reporteros, cronistas y ayudantes en general.
- Las historias de las imprentas de Monterrey donde se imprime Semana. En especial la última, la imprenta de don José Guadalupe González, por la calle de Isaac Garza con el número 2319, en la colonia Obrera, en Monterrey.
Me conmueve en fin la historia de Semana como un periodismo original, auténtico, formal y espontáneamente familiar, concebido para servir y para propiciar la unidad, el civismo y la mexicanidad.
En fin, me conmueve la historia de Semana porque al igual que usted y que yo, amable lector, cada vez que abrimos sus páginas nos unimos a su historia de 45 años y anhelamos de todo corazón que continúe, que sirva mañana a las siguientes generaciones de sabinenses.
14 de febrero 1998.