Daban comienzo los trabajos de construcción de la carretera… era el año de 1926…
Daban comienzo los trabajos de construcción de la carretera… era el año de 1926… la brecha, el desmonte y el desenraice… con ese motivo hubo una gran ocupación en el pueblo para atender todas las intensas faenas de una magna obra… el salario para la peonada era de dos pesos diarios en largas jornadas a pleno sol, de lunes a sábado y casi sin ninguna medida de seguridad, higiene o servicios médicos. De lo que se trataba era de trabajar, de estar ocupados y de participar en aquel hecho histórico de la carretera. La gente gustosa desempeño los diversos oficios que se le asignaron.
Las cuadrillas de trabajadores se empapaban a diario en el sudor y en el polvo, ejerciendo su fuerza de trabajo a través de múltiples instrumentos: palas, picos, talaches, barras, tractores, aplanadoras y camiones… el quehacer era duro y pesado… el único servicio especial que tenía era el de muchachos aguadores que repartían el vital líquido ahí mismo, en el lugar de las actividades… la comida se calentaba en improvisadas hogueras y luego, si se podía, descansaban unos breves momentos debajo de la sombra de algún árbol al lado de algún camión materialista.
El trabajo de aquellos hombres que construyeron la carretera, era agotador, mas lo hicieron con entusiasmo por la novedad de la obra y la seguridad de un salario, que si bien escaso, les permitía al menos garantizar algún ingreso para sus familias… por lo demás, no había protección laboral de ninguna clase.
Lógico es decir que los ingenieros si tenían mejores remuneraciones y condiciones de trabajo. Los ingenieros eran unos cuantos, los peones eran cientos, pero además… además estaban las mulas… las recuas de mulas del general Juan Andrew Almazán, se les utilizaba para la realización del bordo antes de la pavimentación… acarreaban con ellas velozmente cajones o escrepas, con gran cantidad de grava y tierra, la cual era paleada y depositada según los requerimientos del tramo del bordo. Las mulas acarreaban y acarreaban grava todo el día, aquí y por allá, donde hiciera falta… cada mula era guiada por un conductor, el cual era responsable de hacer llegar al animal, una vez construida la faena, el lugar donde se les concentraba, sea en las afueras el pueblo o en el campamento, según el trayecto avanzado de la obra.
Las mulas tenían corrales bajo techo, se les trataba bien y se les daba mejor alimento… tenían además la atención médica veterinaria y si se accidentaban se les dejaba por un tiempo de utilizar… cada mula tenía un contrato por 50 pesos semanales… si llegaba a morirse alguna de ellas, se levantaba una acta, la cual era acompañada con su recorte de cuero donde estaba la señal de herrar y todo ello se le enviaba al Gral Almazán a Monterrey o a la ciudad de México.
Los trabajadores veían todo aquello y comparaban que las mulas recibían mejores atenciones que todos ellos.
La obra de la carretera se terminó… ésta fue inaugurada oficialmente en septiembre de 1930… en el pueblo se quedaron muchos trabajadores que vinieron de otros lugares y hasta el campamento de la SCOP quedó en las afueras… por ello fue común observar un movimiento tradicional de camiones materialistas con asfalto, picos, palas y motoconformadoras… sólo las mulas se fueron… las mulas del General Almazán… en el pueblo de entonces quedó el recuerdo de que esos animales recibieron, en los trabajos de la carretera, mejor sueldo, comida y trato.
Las mulas del la Compañía Constructora “Anáhuac”, cuyo dueño era el General Almazán.
17 de mayo de 1989.