Celso Garza Guajardo

Historias y Leyendas: Palabras en el Homenaje al Lic. Raúl Rangel Frías

Aquellos años que soñé

Celso Garza Guajardo

Rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León 1949–1952 y Gobernador de Nuevo León 1955–1961

Celso Garza GuajardoRector de la Universidad Autónoma de Nuevo León 1949–1952 y Gobernador de Nuevo León 1955–1961

Realizado por la Facultad de
Filosofía y Letras de la U.A.N.L.
El 14 de marzo de 1988.

Permítaseme hablar del tiempo de Raúl Rangel Frías como algo muy nuestro, como algo muy de nosotros y muy en lo personal. Sin teoría ropajes de ninguna especie. Permítaseme hablar del tiempo espiritual concretizado en ese hombre, hacia quien todos los del Nuevo León de ayer, de hoy y de mañana, nos acercamos para recibir la idea, la forma y, sobre todo, el uso de la flama de la cultura: la flama de la verdad de su vida… de su tiempo sin límites.

Todos sabemos, por el registro de la historia, que Raúl Rangel Frías es un hombre de cultura. Luchador del principio vital de la cultura, más allá de los márgenes estrechos de las ideologías y de los topes del poder. En su tiempo y por las obras que son amores, Rangel Frías se convirtió en un ser de cultura y de lenguaje universal en este Nuevo León, a partir de sus inquietudes estudiantiles en el Colegio Civil en 1928… rebeldía y protesta que aún continúan… se impregnó de la década de los 30s, de los impactos de las luchas sociales, obreras y campesinas que le definieron mejor los ideales en la educación y la cultura a los que se consagraría, como hombre formado en el ejercicio de un título universitario para aplicar más que una disciplina, un sentimiento; se instala definitivamente en Monterrey a partir de 1940, iniciándose con ello su relación con la vida política estatal y sus desempeños universitarios.

Correría el año de 1939, en el cual haría evidente que Alfonso Reyes nunca se había marchado; empezarían los años (1944) de Armas y Letras, de Francisco Zertuche, de Pedro Garfias y de tantos en aquel Departamento de Acción Social y Difusión Cultural. Empezarían los años del rectorado a partir de 1949. La Escuela de Verano, la creación de la Biblioteca Universitaria, la planificación e inicio de Ciudad Universitaria. Impulsor del ideal civil del Patronato Universitario y de todas las obras culturales y materiales que dieron consistencia y plena formalidad a la Universidad de Nuevo León… nuevas facultades y carreras cuerpo en la década de los 50s; entre otras, ésta en la que nos encontramos.

En 1955 inicia su ascenso como Gobernador del Estado, período que termina en 1961. Las obras materiales son evidentes pero, sobre todo, las obras culturales serán grandiosas; de éstas hay cuatro que me emocionan: El Museo del Obispado, la organización del Archivo Estatal, Los Altares y la conclusión de Ciudad Universitaria.

Rangel Frías no se despedirá de la Universidad no del estado; se transforma en permanente activista del ideal universitario y del ciudadano de la cultura. Escribirá. Trasladará la presencia espiritual de Alfonso Reyes a Nuevo León, resguarda su biblioteca y luchará por el traslado de ésta… contempla Rangel Frías las décadas de los 60s y 70s en las convulsiones estudiantiles radicales, con un dejo de recuerdos, de sonrisas y de sueños a la vez. Mas luego, en los aires renovados de los 70s para la Universidad, al requerirse la necesidad de su aliento, dirigirá el Departamento de Humanísticas de al UANL y es Director de la Oficina de la SEP en Nuevo León. Desde ahí seguirá escribiendo, pensando, soñando y sonriendo.

Pero el tiempo de Raúl Rangel Frías no cabe sólo en una cronología… sirve esta cronología, pero no cabe tan sólo en ella. El tiempo de Rangel Frías sólo es posible atraparlo en el sentimiento de cada uno de nosotros a través del momento en que le conocimos ayer; le seguimos sin que se diera cuenta, para así saberlo apreciar hoy y mañana.

El tiempo de Raúl Rangel Frías, su vida y su obra, es de indudable trascendencia para Nuevo León. Su presencia en este siglo es fundamental para la cultura del Estado y de la Universidad. Es un tiempo de todos nosotros, un tiempo muy familiar.

1.—Personalmente tenía diez años cuando conocí a Raúl Rangel Frías. En el pueblo había regocijo, pues el candidato a Gobernador estaría ese domingo en un acto político en el viejo cine de la plaza. Muy temprano nos cambiaron, se nos puso la ropita almidonada, los cabellos alisados con brillantina y zapatos rechinando. En la casa nos dijeron: “Hay que ir a conocer a conocer a Rangel Frías, es un hombre muy importante y muy bueno”. Así, textualmente. Nunca se me ha olvidado.

Fuimos al cine y aquello estaba abarrotado, jamás pudimos entrar… esperamos a la salida y el alcalde, que era un tío mío, nos reconoció, nos acercó a Rangel Frías, él nos dio un fuerte abrazo y nosotros también… desde entonces, creo que le quise entrañablemente, porque en mi casa nos habían dicho que era “un hombre muy bueno y muy importante”.

2.—Mis años de estudiante no fueron de universitario, fueron de normalista y de inicio en la militancia de izquierda, mas, aún así, muchas cosas nos iban ligando con Raúl Rangel Frías. Por ejemplo, en la Escuela Normal del pueblo llegaba Vida Universitaria y nos la leíamos permanentemente. En las comisiones de maestros y de padres de familia, cuando acudimos al Palacio de Gobierno para alguna entrevista con funcionarios, de pasada conocíamos la Biblioteca Universitaria, el Museo del Obispado y de vez en cuando llegábamos a recorrer los edificios en Ciudad Universitaria y en todo ello estaba presente la idea de Rangel Frías.

3.—Cuando murió Alfonso Reyes, mi padre, en su carpintería, me dijo que representaba una gran pérdida; pero que había alguien que sabía mucho de la vida y la obra del señor Reyes y que ese era el Gobernador del Estado: Rangel Frías.

4.—Luego la larga década de los 60s, la radicalización estudiantil, lo de Cuba, lo de Vietnam y del 68, la autonomía para la Universidad de Nuevo León. Nosotros encontrábamos en México y de cuando en cuando leía algunos escritos de Rangel Frías en la Biblioteca del Colegio de México, a donde era yo muy asiduo no porque fuera becario, sino porque estaba a cinco cuadras del local del PCM, por la calle de Mérida, aquél por la calle de Guanajuato, en la Colonia Roma.

5.—A mediados de los 70s, de vuelta a Monterrey, estudiando y trabajando en la Universidad, me propuse comprender para mi, la trascendencia de la vida y la obra de Raúl Rangel Frías, A partir de aquella lección que se me había dado en la casa. La verdad es que para entonces, tenía 20 años de ser rangelista anónimo.

Empecé a tratar al maestro como si nunca me hubiera alejado de él y como si todos los días hubiese hablado. Ocho años tardé en mi preparación de lecturas, de textos, de fechas y de ideas para lograr aquellas entrevistas en las que repasé el transcurrir de su tiempo, de su vida, de sus anhelos y de sus ideales… el tiempo de Raúl Rangel Frías… su tiempo para nosotros.

Realice con él nueve entrevistas, entre abril y julio de 1984; seis sobre su tiempo y tres de temas particulares como lo fueron la Biblioteca Universitaria, La Escuela de Verano y una conversación con jóvenes escritores. Las primeras seis, fueron publicadas en un texto bajo el título: El Trecho Andado, su propio título como epílogo de la frase concluyente de la última de sus respuestas.

En su idea de el trecho andado, el maestro Rangel Frías no quiso decir que ya fue mucho para él el tiempo y los quehaceres de su vida… que ya no tiene respuestas para darnos… y nosotros, para lograr ahora la categoría de discípulos, le contradecimos y le decimos que hoy y mañana ha dado y seguirá dando la respuesta a esas generaciones y a la venideras en Nuevo León, sobre el significado de la flama de la verdad de su vida, flama que no es la hoguera ni explosión, sino luz vital en el corazón y en el sentimiento de lo humano, de nuestra sociedad y de nuestra Universidad.

El tiempo de Raúl Rangel Frías ha sido de luz en la historia de Nuevo León y de luz para todos nosotros.