Fueron años muy pesados económicamente los que siguieron a 1930 la depresión de la crisis del capitalismo en los Estados Unidos se reflejó inmediatamente en todo México.
Fueron años muy pesados económicamente los que siguieron a 1930 la depresión de la crisis del capitalismo en los Estados Unidos se reflejó inmediatamente en todo México.
La desocupación era palpable e irritante. La escasez y la miseria iban en aumento. Mas en el pueblo, un hombre extraordinario, Don Manuel M. García, con visión de progreso y de justicia, emprendió grandes obras para ocupar masivamente a la población trabajadora: la canalización del Ojo de Agua, La Turbina, las escuelas monumentales y los molinos; dando trabajo así durante meses, a cientos de jornaleros, albañiles, peones, artesanos y contratistas.
Don Manuel era promotor único de todas las obras. Su visión humanista le motivó desde un principio a elevar la paga de los trabajadores muy por arriba del promedio acostumbrado en esos años. Les pagaba por regla general dos pesos diarios y a los oficiales hasta tres.
Dicha situación molestaba a los dueños de los grandes negocios capitales del pueblo, los cuales en privado reclamaban que no eran posible aceptar que Don Manuel pagase a los trabajadores, pues luego ellos tenían que hacer lo mismo. Se reunieron, hicieron un cónclave y decidieron convencer a Don Manuel de que deberían disminuir los salarios que pagaba, pues la situación era desfavorable para ellos.
El cónclave deliberó y Don Manuel aceptó la situación, adjudicándose éel mismo la responsabilidad de comunicárselo a sus trabajadores.
Al día siguiente, por la mañana, se presentó a las obras del canal del Cerro de La Cuchilla se reunió con todos los trabajadores, varios centenares, presentó en primer lugar el significado de las obras encadenadas a la construcción: el canal que conduciría el agua para generar energía eléctrica en la turbina y de ahí ser mandada a los molinos que molerían trigo de donde saldría la harina para el pan. Luego les dijo lo siguiente:
Los he reunido a todos ustedes porque no puedo seguirles pagando los dos pesos, les voy a pagar 75 centavos diarios, que es lo acostumbrado, aunque es una noticia desconsoladora; pero, por otra parte, todos estos sacrificios tendrán una recompensa, porque al instalarse los molinos, Habrá harina y pan barato para todo el pueblo. Les pido que me ayuden a continuar en estas condiciones, hasta acabar las obras.
Lógicamente, todos los trabajadores protestaron. El desconcierto fue mayúsculo y nadie quería aceptar de buena gana un ofrecimiento de tal naturaleza. Enfadado Don Manuel, les dijo que al que no le conviniera se podía retirar pues a mí me sobra gente para estos trabajos. Hubo quien protestó de más, como Don Fernando Baldazo, contratista, quien tenía a su cargo una gran partida de trabajadores. Fue despedido y en su lugar fue nombrado el señor Don Jesús Guadiana.
Con amargura, la mayoría aceptó seguir trabajando no había de otra siguieron las obras, se construyó el canal y la turbina. Entre los años de 1932 y 1934 se terminó la construcción de los molinos, una compañía americana instaló toda la maquinaria, La turbina generó luz eléctrica. Se echaron a funcionar los molinos y de las haciendas de Don Manuel, La Peinada, El Cochinito y El 22, así como de toda la región norte del Estado, se recogía el trigo que se vaciaba en silos y se transformaba luego en harina.
Por algunos años se siguió mas de la crisis económica se pasaron a otras situaciones también complicadas; prácticamente la turbina fracaso como proyecto hidráulico, las haciendas de Don Manuel fueron afectadas y el trigo no se cosechaba suficiente en la región los molinos de harina no tuvieron gran productividad Don Manuel se llenó de congojo y se fue del pueblo, a morir lejos, muy lejos a los cuantos años los trabajadores nunca fueron mal agradecidos con quien les dio trabajo en época de crisis económica, mas la promesa de que habría harina y pan barato para el pueblo, nunca se pudo cumplir.
15 de agosto de 1988.