María Garza Cisneros es mi abuela materna,
es mi madre es mi novia es mi abuela.
Su pelo es congregación de nubes caídas
en la superficie de la tierra.
Sabinas Hidalgo es María Garza Cisneros,
origen de hermosas generaciones,
lluvia de estrellas en noche de septiembre,
origen y final de un cosmos irrepetible.
Aún huelo las tortillas de harina para su nieto,
abuela mía, diosa desnuda de constelaciones,
agua de mares tranquilos,
arena siempre benéfica con los suyos,
descendientes del bálsamo de su sangre.
Estrellas encendidas por los siglos son sus ojos,
diosa en el limbo de mi carne,
deidad de hermosura y de música eterna.
Alza sus brazos blancos en el jardín de la memoria,
sacerdotisa de tierras nuevoleonesas,
vive aún en la memoria de los que quedamos,
en las manos que tocan su cuerpo transfigurado
en aroma tremendo de jazmines aquí en la tierra.
