Casa de adobes en la esquina de Antonio Solís e Ignacio Ramírez
Como un guardián de responsabilidad extrema, como un viejo español, que le fue conferida la misión de otear el horizonte para dar aviso de la presencia de los nativos que pululaban por este valle; permanece enhiesta, altiva y sublime, desafiando a la naturaleza.
Por sus paredes han chorreado las aguas de las lluvias temporaleras y ha resistido el empuje de los vientos y el azote de las aguas de muchos huracanes; se han adherido a sus paredes las nieves de los inviernos extremosos y ha soportado el golpeteo de los granizos que las tormentas de verano han dejado caer en nuestro Sabinas Hidalgo.
¡Ahí está! como diciéndole al mundo: fui construida con esmero, trabajo y amor; las manos fuertes y callosas que amasaron la tierra, la moldearon y pusieron a secar al sol; nunca imaginaron que el producto de su esfuerzo, los adobes, con los que hicieron esa soberbia construcción, sobrevivirían tanto tiempo; ya que jamás sus paredes han conocido enjarre alguno; nunca han sido cubiertas: ni con lodo, ni con mortero, ni con arena, ni con cemento; siempre han hecho frente a la naturaleza, desnudas, tal como fueron concebidas.
¿Quién fue el español o el criollo que las levantó? ¿De dónde obtuvieron la tierra, tan cerrada y firme en sus granos? ¿Dónde está la cantera de la cual la extrajeron? ¿Por qué no hay otras construcciones parecidas o iguales, con sus paredes desnudas?
Hoy en día hay varias casonas de abolengo, que se están viniendo abajo, y ellas si contaban con todas las protecciones que era obligado tener.
Con los aguaceros del Huracán Alex, han caído bardas y habitaciones, pero la casa ubicada en Antonio Solís e Ignacio Ramírez permanece incólume, como diciendo al mundo: fui construida por aquellos que llegaron conquistaron y amaron estas tierras y para muestra de las futuras generaciones; sigo con las paredes desnudas retando a la naturaleza. En los años treintas del siglo pasado vino a habitarla, el matrimonio formado por el Sr. Eusebio Saavedra Lumbreras y la Sra. María Luisa Fortuna Reyes: vivieron en ella hasta que la muerte los recogió; criaron a su familia que se dispersó por los horizontes de la patria y el extranjero; en la actualidad la poseen los familiares del Sr. Juan Manuel Jiménez Berrones, que creemos: la cuidarán y la respetarán, en memoria de los osados personajes que poblaron la región.
A los 317 años de fundado el pueblo, bien merecen esas paredes que un inspirado compositor: les dedique una balada o corrido, que recuerde por siempre su existencia y la grandeza de su constructor.
Profr. Santos Noé Rodríguez Garza
Cronista de la ciudad
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo.