Don Santos y su Ford (Tercera parte): El regreso

Don Santos y su Ford (Tercera parte): El regreso

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Don Santos y su Ford (Tercera parte): El regreso

El tiempo presuroso dejó sentir su paso y la nostalgia empezó hacer mella en el alma de Don Santos, su trabajo en las bodegas de la Samson, pensó en volver; extrañaba los días de camaradería en las aguas del Río Sabinas…

Don Santos Rodríguez en un desfile conduciendo su camioneta Ford

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaEl tiempo presuroso dejó sentir su paso y la nostalgia empezó hacer mella en el alma de Don Santos, su trabajo en las bodegas de la Samson, pensó en volver; extrañaba los días de camaradería en las aguas del Río Sabinas, donde junto con la palomilla atrapaban mojarras, robalos y bagres para hacer caldo de pescado. Sin pensarlo dos veces tomó sus bártulos e inicio el regreso a su tierra; para ahorrarse el costo del pasaje hizo lo que la mayoría de sus paisanos se vino trampeando trenes. Muchas ocasiones lo escuché contar las aventuras que de moscas o polizones tuvo con sus compadres: Abraham Flores Garza, David Garza Vedía, Pedro Garza Vedía y otros.

Ya estando en Sabinas se dedicó a buscar trabajo, desempeñando diferentes oficios, pues conocía de: electricidad, mecánica, armería, relojería, fontanería, hojalatería y con su padre aprendió la orfebrería; pues había en la casa: una fragua, crisoles y molduras, donde se hacían joyas de oro y plata. Por esos tiempos se convirtió en ayudante de Don Tanis Villarreal con él termino de aprender el oficio de instalador de papalotes, pues Don Tanis era la única persona que en Sabinas lo sabía hacer.

Poco a poco fue adquiriendo las herramientas necesarias para desempeñar el oficio, un día un buen amigo: Don Enrique Ancira Garza le dijo –¡Para que puedas hacer más trabajo necesitas un mueble que te lleve a los lugares donde te ocupen! ¡Tengo una troca usada que me sirve para acarrear, cueros y pieles! ¡Tú dices si la quieres! ¿En cuanto me las vas a vender? –¡Te la vendo en $ 25.00 pesos, con doce llantas!.

Hicieron el trato, y rompiendo el cochinito. Don Santos le entregó a Don Enrique, peso por peso, el costo de la camioneta Ford que lo acompañaría por casi toda su vida y que le ayudaría a proporcionarles felicidad a su familia y a sus amigos.

Continuará…

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez