Como en el cine…
En una gran ciudad y también en un elegantísimo restaurante llegan dos hombres muy mal vestidos, sus ropas sucias y desgarradas por el tiempo, además de su atuendo, su presencia física no era muy agradable.
A pesar de lo anterior llegan y ocupan una elegante mesa a la orilla de la pista de baile; le ordenan al mesero les traiga buenos vinos y la carta, de donde aquellos dos pordioseros escogen una buena dotación de exquisitos manjares.
Después de satisfacer su hambre y saciar su sed, aquellos hombres llaman al mesero y le piden la cuenta, no sin antes decirle que no traían una sola moneda para pagar, sin embargo, el mesero saca unos billetes de su bolsa, se dirige a la caja y liquida la cuenta.
Los pordioseros se retiran del lugar y a los pocos minutos llegan de nuevo pero ahora vestidos elegantemente, ocupan la misma mesa, pagan la cuenta, le deja una propina de mil dólares al mesero y se pierden entre la multitud que aquella noche tenía una gran celebración.
Lo anterior ocurrió en la ciudad de Los Ángeles un 25 de diciembre del 2001.
Como en el cine…
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.