En esta época en que finalizó el año, es necesario observar la luz roja del semáforo de nuestra vida y hacer un alto, observar también la luz ámbar que nos permita analizar cada una de las acciones que llevamos a cabo.
Y en este “alto” en nuestro caminar miremos al año que se ha ido y valoremos las cosas que hicimos, buenas o no, total ya no hay vuelta de hoja, lo hecho, hecho está.
Tengamos presente que al inicio del año dos mil seis, hicimos una lista de buenos propósitos; que trabajaríamos más, que dejaríamos de fumar, que empezaríamos a caminar diariamente, que comenzaríamos una nueva dieta, que mejoraríamos nuestro vocabulario y muchos propósitos más; lo que hoy cuenta es saber cuántos proyectos de los que nos propusimos fuimos capaces de realizar, tal vez todos, muchos, poco o ninguno, porque la realización de proyectos requiere entrega, fuerza y sobre todo voluntad, y hoy al pasar la luz verde de nuestra vida pongamos la base del año que comienza, esa fuerza extraordinaria llamada voluntad que nos permita derribar todo lo que impida nuestro avance.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.