Muchos de los corridos que hicieron famoso y conocido a Lalo González, el Piporro, curiosamente no fueron ni de Nuevo León ni de Tamaulipas. Eran ni más ni menos que de Coahuila. En especial recuerdo la interpretación del Piporro junto con Oscar Pulido en la película Cuidado con el amor, en donde Pedro Infante canta otra bellísima canción como lo es Cien años. Por ejemplo el corrido de Rosita Alvírez, ocurrido en 1900 en un barrio de Saltillo. O el corrido de Arnulfo González quien a los 21 años cabales se despidió de Allende, Coahuila. Otra historia cantada que me sorprendió fue la de Agustín Jaime, a quien un servidor lo hacía del antiguo rancho del Toro, actual General Bravo, Nuevo León.
Agustín Jaime era de Saltillo y falleció en el año de 1933 como se desprende de la primera y segunda estrofa del corrido: “Año treinta y tres, del mes de noviembre, año treinta y tres, del mes de noviembre, cantaré un corrido, si bien les conviene. Bonito Saltillo, no puedo negar, murió Agustín Jaime, porque supo amar”.
Aparentemente Agustín Jaime no murió en el mes de noviembre, sino en la tarde del 25 de diciembre de 1933, cuando fue asesinado por Pedro Arredondo, un oficial de la policía montada quien le dio un balazo por la espalda. Según testimonios populares, el crimen fue más bien por venganza en lugar de amoríos y celos. Agustín Jaime trabajaba como cobrador en tesorería de la presidencia municipal de Saltillo y lo mataron porque se dio cuenta de malos manejos en la administración.
Agustín Jaime como buen protagonista de corridos y de historias edificantes era hombre de caballo: “Bonito caballo, que Jaime montaba, como era entendido, a señas le hablaba, Agustín bajaba, bajaba a caballo, a ver a su chata, que estaba en Río Bravo”. Existe una congregación en Allende, Coahuila que se llama Río Bravo, al igual un municipio fronterizo aledaño a Reynosa, el pueblo querido del Piporro. Mi confusión viene cuando se canta la siguiente estrofa: "Agustín bajaba, bajaba a caballo y fue traicionado por calles de Bravo". Fijándonos bien se refiere a una calle y no un lugar geográfico llamado Río Bravo.
Del corrido se desprende que Agustín tenía fama de ser un hombre mujeriego y valiente que supuestamente murió por su novia de nombre María García. Otras estrofas nos señalan que: “Agustín bajaba, bajaba y subía, él perdió la vida, por María García, ahí en la cantina, donde lo mataron, a los siete pasos, ahí lo dejaron, ahí lo dejaron”. Por la orografía del terreno en donde se ubica el corazón político e histórico de Saltillo, sabemos que hay calles que vienen de arriba como Allende, Hidalgo, Bravo y Morelos. Cuenta la historia que el crimen fue en una cantina llamada "El Huizache". Agustín bajaba por la calle de Bravo y daba vuelta por la calle de Múzquiz y de ahí seguía hasta llegar a Matamoros donde se encontraba la cantina. Después de unos tragos, partía rumbo a su casa situada en la esquina de Abasolo y Francisco Coss. De ahí que el corrido reitere que "Agustín bajaba, bajaba a caballo y lo traicionaron por calles de Bravo".
Supuestamente Agustín Jaime era ahijado de un hombre muy influyente de la época y no era conveniente que fuera a denunciar a los infractores con el mandatario estatal, por tal motivo, Pedro Arredondo lo esperó afuera de la cantina para matarlo sin darle oportunidad de defenderse.
Antes de que mataran a Agustín Jaime, estuvo en la casa de su hermano Juan a quien saludó. Después se retiró rumbo a la cantina a pasar un rato con sus amigos y tomar unas bebidas espirituosas. Una vez que se sintió satisfecho salió con rumbo a su casa, sin percatarse de que la muerte lo esperaba allá afuera. Cuando Arredondo dejó gravemente herido a Agustín Jaime, corrieron a avisarle a su hermano, quien aun lo encontró con vida y pudo contarle con sus últimas palabras el nombre de quien le disparó. Una sobrina de nombre Conchita, hija de Juan, sostiene que llevaron el cuerpo de Agustín a la casa de sus papás en donde lo velaron, para después llevarlo a enterrar al panteón de San Esteban. Es probable que la casa de Joaquina tenga más bien relación con la rima: “lo mataron en una cantina, lo velaron en casa de Joaquina”.
El agresor huyó rumbo a San Luis Potosí y nunca se supo más del él. Un amigo de Agustín llamado Eligio Alvarado, de oficio zapatero, presenció los hechos y compuso el corrido que se hizo famoso primero de boca en boca y luego de generación tras generación, en especial interpretado por los Alegres de la Sierra, hasta que Piporro lo inmortalizó en la película y lo grabó. Hasta darle cierto sentido de dramatización en las explicaciones que da y con la cual concluye: “Palomita blanca, piquito dorado, palomita blanca, piquito dorado, murió Agustín Jaime por enamorado”.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina