Dr. Antonio Guerrero Aguilar

El patronato de Santiago Apóstol en el noreste mexicano

De Solares y Resolanas

Dr. Antonio Guerrero Aguilar

En Coahuila, existen dos devociones muy importantes dedicadas en su honor. La capital del estado, se llamó originalmente Santiago del Saltillo y fue fundada el 25 de julio de 1577 por Alberto del Canto. Ahí llevaron indios tlaxcaltecas para que apoyaran la colonización y fundaron un pueblo aledaño que recibió el nombre de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en 1591.

Dr. Antonio Guerrero AguilarEn Coahuila, existen dos devociones muy importantes dedicadas en su honor. La capital del estado, se llamó originalmente Santiago del Saltillo y fue fundada el 25 de julio de 1577 por Alberto del Canto. Ahí llevaron indios tlaxcaltecas para que apoyaran la colonización y fundaron un pueblo aledaño que recibió el nombre de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en 1591.

Conviene señalar que Saltillo y Parras pertenecieron originalmente a la Nueva Vizcaya y desde 1787 pasaron a formar parte de la provincia de Coahuila, cuya capital era precisamente la Villa de Santiago de la Monclova. Pronto Saltillo rivalizó con Monclova para quitarle el asiento de capital del estado, lo cual logró en 1835. De Saltillo sobresale la hermosa catedral barroca dedicada a Santiago Apóstol y junto el templo del Santo Cristo, iniciada en 1745 y concluida en 1897. Una bella ciudad con un clima envidiable, es también llamada la Detroit mexicana por su potencial industrial. Saltillo es un cruce de caminos, vital para las comunicaciones entre el norte y el sur famosa por su feria desde la época colonial.

La Villa de Santiago de la Monclova tiene su origen en 1583 cuando Luis Carvajal y de la Cueva fundó en esa comarca la villa de Almadén. Luego en 1674 se estableció el pueblo de nuestra Señora de Guadalupe y desde 1689 Alonso de León le denominó Santiago de Monclova en honor al virrey de la Nueva España Miguel de Porta Carrero Losa de la Vega, Conde de la Monclova. Un dato muy interesante, es que en la época colonial continuamente se referían a Monclova como Coahuila y viceversa. De Monclova partieron las empresas que hicieron posible la pacificación y conquista hacia Texas.

Monclova fue la capital de la Nueva Extremadura en la época colonial y del estado de Coahuila y Texas en 1824. Por sus servicios a favor de la aprehensión de los jefes insurgentes, fue elevada a ciudad en 1811. Cuando Coahuila y Texas se constituyó en estado de la unión, Monclova quedó oficialmente como su capital, pero la legislatura debía instalarse en Saltillo. Cosa que no agradó a los de Monclova quienes procuraron quedarse como asiento de los tres poderes del estado en 1828. Pero al año siguiente, el congreso cambió su sede a Saltillo, argumentando mejor clima y cercanía con las principales ciudades del centro del país. Se dice que quien apoyó a Saltillo para que quedara como capital fue el padre Miguel Ramos Arizpe. En 1913 volvió a quedar como capital del estado. Ahí también hay un templo dedicado a Santiago Apóstol que se comenzó a construir en 1675. Monclova es una de las ciudades más importantes de Coahuila. Ciudad orgullosa de su historia.

Ahí Harold Pape instaló una acerera, razón por la cual estuvieron buscando en toda América latina un lugar propicio para la producción y que tuviera suficiente materia prima, carbón y agua. Pero la explotación irracional del río Monclova provocó la desertificación y un cambio climatológico haciendo del entorno un verdadero horno. Eran muy famosas las huertas de nogal y aguacate que habían en el lugar. Es más, había hasta una feria de la nuez con todo y reina de la nuez. Una estrofa de su corrido hace alusión a su antigua forma de vida: “Monclova, Monclova, nogales de acero”. Hoy en día todo eso queda en el recuerdo de aquellos que conocieron otra Monclova y que continuamente se refieren a ella como Monclovita la bella.

En Nuevo León, el pueblo mágico de Santiago lleva su nombre en su honor. Originalmente se llamó Santiago del Huajuco en alusión a un capitán indio de la etnia guachichil, que vivió al sur de Monterrey en la primera mitad del siglo XVII. Quienes lo conocieron, lo describían como alto de cuerpo, feroz, que mandaba con imperio y hablaba diversas lenguas. En 1624 atacó a Monterrey y a las haciendas de San Pedro y Santa Catarina. Por mucho tiempo se dedicó a robar indios para venderlos como esclavos. En 1625 salió del Pilón rumbo al Potosí. En el trayecto un indio lo golpeó en el brazo y los demás mataron a un hermano. Huajuco invocando a Cristo, se internó en el bosque en donde murió. Tuvo otro hermano llamado Colmillo quien se convirtió al cristianismo y al bautizarse le pusieron Cristóbal. Cuenta la leyenda que se fue a vivir al paraje en donde nace el río Ramos. A ese lugar se le conoce como El Colmillo.

Las tierras que le pertenecían pasaron como mercedes a Diego de Montemayor. En 1716 se constituye en hacienda de Santiago del Huajuco y desde 1831 fue elevada a villa. Su templo parroquial es de 1760 y fue concluido en 1801.

Pronto Santiago del Huajuco se hizo famosa por su rica tradición que se mezcla con el tesón y esfuerzo de sus habitantes, en donde sobresalían las moliendas, la producción de cítricos y la agricultura y ganadería.

El 25 de julio de 1693, nació otra población dedicada al apóstol Santiago: el Real de Minas de Santiago de las Sabinas, establecida por el general Ignacio de Maya, originario de Parras y el Lic. Francisco de la Calancha y Valenzuela. Se llamó real porque fue un importante centro minero, continuación de las minas de San Pedro Boca de Leones y Sabinas por la cantidad de sabinos o ahuehuetes que existían en las márgenes del Río Sabinas.

El 23 de marzo de 1829, siendo gobernador don Joaquín García, quedó establecida como la Villa de Santiago de Sabinas Hidalgo, en honor al padre de la Independencia. Cuando la minería comenzó a perder auge, entonces la vocación económica se fue hacia la agricultura y la ganadería. Curiosamente, la parroquia no está ofrecida a Santiago sino a San José. Un templo que es verdaderamente una joya colonial pues tiene el único altar churrigueresco con láminas de oro en el estado.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina