Con relación a los acontecimientos desarrollados al 1o. de octubre de 1884 el periódico se titulaba “La Defensa del Pueblo” y que se imprimía en Monterrey, publicó las siguientes noticias:
Jueves 9 de Octubre de 1884
Varias son las noticias que circulan en esta ciudad respecto a este asunto, que puede acarrear consecuencias de vital importancia para el Estado. Quien da la razón a unos, quien a otros, y lo cierto del caso es que la verdad no aparece con su verdadero esplendor y que sola puede sernos reveladas por la fuerza de las circunstancias.
Es innegable que el vecindario de Sabinas había dirigido ya al Gobierno varias representaciones en contra de las autoridades locales; ¿tuvo éste razón o no despreciarlas? es lo que no sabemos, sin embargo, el sangriento desenlace del día 1o. viene a constituirse en marcha indeleble para su política.
El Sr. Coronel Rangel con una fuerza levantada a la ligera y el Sr. Secretario de Gobierno don Mauro Sepúlveda, se han constituido en el lugar de los sucesos. ¿Habrán arreglado algo? ¡Quién sabe! Sin embargo, los hechos parecen contestarnos negativamente puesto que el lunes y martes último se engancharon 150 hombres en esta ciudad los cuales marchaban ya para Sabinas a las órdenes del Sr. Licenciado. D. Ignacio Guajardo.
A nosotros nos parece que estos gastos emprendidos por el Gobierno son completamente inútiles y que en el caso presente se podría con mucho más acierto emplear el sistema de conciliación que el de la fuerza, pues bien sabido es que a nuestra gente fronteriza no se le intimida fácilmente y que valen muchos más para ella las razones que los rifles.
¿Qué pueden hacer 100 ó 200 hombres, soldados del momento, y que pelean más bien por la propina que por convicción, contra un pueblo aguerrido que cree defender sus derechos ultrajados y sus derechos locales?
En fin, esperamos que el motín de Sabinas no encuentre eco en los pueblos circunvecinos y que el Sr. Gobernador y su Secretario, con el acierto y cordura que les distingue, sabrán arreglar los asuntos de la manera más satisfactoria para el bien y tranquilidad pública.
Domingo 19 de 1884
Sabinas.- Los negocios de este pueblo continúan envueltos en el más profundo misterio para el público. Se cree que los sublevados hayan depuesto las armas pero aún no se sabe nada positivo.
El Coronel Rangel tiene ya a sus órdenes más de 4000 hombres, y es de esperarse que la solución de los acontecimientos verificados el día 1o. no se haga esperar mucho.
Jueves 13 de noviembre de 1884
De la hoguera que creíamos apagada, ha vuelto a brotar el fuego con mayor intensidad que nunca.
Cubierto de cenizas, presentaba un aspecto tranquilo y apacible.
Pero era como la calma del Océano que encierra en su sieño la destrucción y la muerte.
Un golpe de viento hasta para levantar en su superficie las encrespadas olas.
Al impulso del terrible huracán de las elecciones municipales, de la extinguida hoguera renació el volcán.
La noche del sábado último los amotinados sorprendieron durante su sueño al Coronel Rangel, y sus manos fratricidas se tiñeron con su sangre como se habían teñido con la del Licenciado. José Ma. Santos. Junto con Rangel cayeron para no levantarse más, su hijo; D. Pedro Santos, hermano de la primer víctima y el Licenciado José Ma. Garza Dávila.
Dícese de éste último, considerando inútil toda resistencia, salió de la habitación en que se halla a encuentro de sus asesinos agitando su pañuelo en señal de paz.
Esto fue inútil… una descarga cortó para siempre el hilo de su existencia, destruyendo así un provenir que se presentaba risueño y lleno de esperanzas.
¡Pobre joven… tan bueno… tan inteligente! ¡Ah! Su muerte será un remordimiento eterno para los que impulsados por el odio y la venganza, la perpetraron.
Catorce personas más cuyos nombres ignoramos murieron también.
¡Horrorosa hecatombe de las pasiones políticas!
El jueves creyendo todo concluido, nuestro amigo el Sr. Licenciado. Mauro Sepúlveda emprendió su viaje de retorno a esta capital.
¡Feliz casualidad! Tal vez si permanece en Sabinas tendríamos que deplorar en su persona una víctima más.
Se nos dice que el gobierno está tomando medidas enérgicas para castigar a los sublevados. Así es, y así debe ser, pues una autoridad no debe jamás permitir que sus disposiciones queden burladas.
En un principio creíamos que el sistema de conciliación sería el más aceptable; pero ya que que no podemos emplearse éste, ya que se arroja el guante no debe levantarse en mengua del honor.
¡Dios salve a Nuevo León y conceda a nuestro gobierno el mejor acierto en todas sus determinaciones! ¡Dios quiera y el mal ejemplo presentado por los vecinos de Sabinas Hidalgo no encuentre en los demás pueblo!
Ya escritas las anteriores líneas hemos sabido que el Coronel Rangel, aún cuando gravemente herido, vive aún y se tienen fundadas esperanzas de que se salve. Su hijo se escapó también milagrosamente a la muerte.
¡Dos víctimas menos!
Domingo 23 de noviembre de 1884
Felizmente esta cuestión ha terminado ya; al señor General G. Treviño querido y respetado de todos los neovoleoneses es a quien el Estado debe el servicio. Apenas se presentó en Sabinas acompañado de varías otras personas de prestigio, cuando los revoltosos han depuesto las armas y restableciendo la tranquilidad en aquel pueblo.
El Sr. General ha vuelto a esta ciudad trayendo consigo a algunos de los principales jefes, prometiéndoles bajo su palabra que la formación de su causa serán visto con consideración.
Los males que ha sufrido la Villa de Sabinas con incalculables; pero esto es una saludable lección que debe aprovechar todos los pueblos para arreglar sus dificultades por medios suaves y prudentes antes que dejarse llevar por el impetuoso torrente de pasiones políticas.