Historias y Personajes: “El Señor del Serpentario”

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Historias y Personajes: "El Señor del Serpentario"

ENTREVISTA CON EL PROFESOR Y LICENCIADO HÉCTOR JAIME TREVIÑO VILLARREAL, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA VIPERINA

Héctor Jaime Treviño Villarreal
El Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal (derecha) encabeza la Academia de la Lengua Viperina.

ENTREVISTA CON EL PROFESOR Y LICENCIADO HÉCTOR JAIME TREVIÑO VILLARREAL, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA VIPERINA

Historiador, Cronista, escritor, delegado del INAH en Nuevo León y Coahuila, promotor de la Asociación Estatal de Cronistas entre muchas otras actividades, Héctor Jaime Treviño Villarreal es el fundador de un peculiar agrupamiento de seres pensantes, con inquietudes por el conocimiento y la cultura.

Ésta, es la historia de cómo se originó, qué es y quienes integran ese agrupamiento que lleva el nombre, imposible de olvidar, de Academia de la Lengua Viperina.

RES.- ¿Cómo nació la idea de fundar la Academia de la Lengua Viperina?

HJTV.- En pláticas con algunos compañeros, sobre todo con Armando Leal Ríos, Cronista de Linares, siempre nos daba la sensación de vacíos al no tener interlocutores. Al llegar a cierta edad, la gente va llenándose de sabiduría, de cosas buenas y una que otra mala, por lo que requerimos de interlocutores para platicar.

Esto es muy común en la región noreste y en todo México. Tal vez en todo el mundo. Y así es como se reúne la gente por profesiones, por oficios, en diversos lugares como restaurantes, clubes, bares, cantinas, cafés, peñas literarias. Otros se juntan en peñas taurinas y de otras actividades.

Notábamos que había la necesidad de un tipo de peña o agrupación en donde se hablara de asuntos culturales y de temas en los cuales cojeamos como la historia, la crónica y que pudiera aderezarse, además, con pláticas sobre política o cultura general, comentar los sucesos del día y, por qué no, lo muy clásico del norestense: contar chascarrillos y cuentos picosos.

Entonces resulta que, leyendo libros de historia, sobre todo uno del general Manuel W. González, que son dos tomos que se publicaron por entregas en “El Porvenir”, muy interesantes, y que se llaman “Con Carranza”, me causó mucha admiración porque había un grupo de jóvenes revolucionarios muy inquietos, liberales, jacobinos y algunos socialistas.

Entre ellos estaba José Eráclito Santos, apodado “El Cabezón” por obvias razones, que luego fue gobernador, muy joven, del estado de Nuevo León. Estaba el profesor, que luego llegó a general, Jesús Garza Siller, maestro de matemáticas del Colegio Civil y que fundó la Sociedad Astronómica de Nuevo León quien hacía grandes exhibiciones con un par de telescopios que consiguió del gobierno del general Bernardo Reyes y llegaron a subir a los techos del Colegio Civil a 500 personas para observar las estrellas.

Te digo esto porque era gente inquieta, estaba también David G. Berlanga, excelente profesor, muy joven, fue secretario de Educación en San Luis, secretario general de Gobierno en Aguascalientes, relativamente muy joven. Don Justo Sierra lo becó a México, saliendo de la normal de Coahuila y trabajó con Filomeno Mata en aquel periódico tan hermoso que era “El diario del hogar”.

Luego fue becado a París, ciudad en la que algunos dicen que fue compañero de Lenin, para seguirse perfeccionando en sus estudios del magisterio. Era un muchacho joven pues no llegaba a los 30 años.

Era pues, una muy brillante generación. También hay que agregar a Federico Montes, que fue uno de los que defendieron a Madero cuando los huertistas irrumpieron en el Palacio Nacional y matan a dos de los que agredieron a Madero. Siguió en el ejército federal y precisamente en Monterrey se escapó con un montón de gente. Se lleva las ametralladoras y se va hacia la cuesta de Mamulique. Llegó a Sabinas Hidalgo y ahí se cambió al ejército Constitucionalista.

Manuel W. González, que fue secretario del general Pablo González, además de otros jóvenes que pertenecieron a este grupo como el ingeniero Guillermo Castillo Tapia y Vicente F. Escobedo entre otros. ¿Qué hacían todos ellos cuando no estaban en combate? Se reunían alrededor del fogón a platicar sobre cuestiones de cultura, de política…

Continúa…