Presentamos a ustedes una pequeña biografía del que fuera el primer propietario de estas tierras desde el año de 1692, el Licenciado y Clérigo Francisco de la Calancha y Valenzuela.
Además de Licenciado y Clérigo se distinguió como filántropo.
El gobernador Francisco de Vidagaray le trajo a Monterrey en 1681. Alternó el ministerio del sacerdocio con actividades de minero y de criador de ganados. El 22 de febrero de 1692, el gobernador Pedro Fernández de la Ventoza, le hizo merced de tierras en el nacimiento del río de las Sabinas.
Allí benefició metales y crió caballada, contribuyendo a la formación de lo que habría de ser el Real de Santiago de las Sabinas (Sabinas Hidalgo).
Tuvo también minas en Boca de Leones. A la muerte del gobernador Vidagaray, le sustituyó temporalmente en el gobierno, hasta que llegó el sucesor de éste. El 23 de agosto de 1706, donó todos sus bienes de Sabinas a la compañía de Jesús, “deseoso de que en este reino se funde un colegio con la advocación de San Francisco Javier”. Esta donación la renovó en 1714, “para que la juventud de dicho reino tenga la enseñanza y doctrina y buenas letras que acostumbra dicha sagrada religión… que haya de haber un maestro que enseñe letras humanas y gramática, y maestro de leer y escribir”. Otra donación importante fue la que hizo en 1715 a los padres apostólicos del Colegio de Guadalupe de Zacatecas, de una casa de Boca de Leones, para fundar el hospicio para descanso de los misioneros que pasaban a Texas. En el acto notarial estuvo presente Fray Antonio Margil de Jesús, presidente de las misiones de Texas.
Fue el P. de la Calancha, “vicario y juez eclesiástico de este reino”. En 1712, era comisario del Santo Oficio de la Inquisición. Murió en Monterrey “entre la casa del alcalde don Pedro de la Barreda, donde posaba”, el 29 de noviembre de 1722. Fue enterrado en la iglesia de San Francisco Javier de los jesuitas.
Archivo histórico municipal de Sabinas Hidalgo.
Santiago A. Vara Jiménez
Consejo de la Historia y la Cultura Sabinas Hidalgo.