El sordo

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Hubo una convocatoria en cierto pueblo para invitar a los ciudadanos a escalar una montaña, grande era ésta y cuantos habían intentado escalarla habían fracasado, así que se procedió a hacer una extensa convocatoria por toda la región a fin de que fueran muchos los que se inscribieran en esta competencia, jamás la montaña había sido escalada, cientos que lo habían intentado habían fracasado.

Así día con día se inscribieron decenas de personas que deseaban llevarse el premio que consistía en cien mil pesos en efectivo que los patrocinadores habían prometido a quien fuera el triunfador del evento. Lo que no sabían los escaladores era que el jurado estaba compuesto por más de cincuenta personas, los más negativos del pueblo, los que todo y a todos descalificaban y ahora no sería la excepción de descalificar a quienes intentaban escalar la montaña.

El gran día llegó, participantes, pueblo y jurado se dieron cita para la gran fiesta, se dio la voz de arranque, jóvenes atletas subían a la montaña y al poco tiempo ya estaban de nuevo abajo, los del jurado y los asistentes decían que nadie iba a poder, que era imposible, que era muy difícil que alguien lo lograra, y así minuto tras minuto caían al pie de la montaña quienes osaban treparla, ¿que te dije? se decían unos a los otros, no se va a poder, mira como caen, imposible subir, caía uno y otro y otro más, jóvenes audaces, fuertes atletas caían y caían y caían para beneplácito de pueblo y jueces.

Mas de pronto sin que nadie pusiera atención un anciano poco a poco, paso a paso fue trepando y ¡logró llegar a la cima de la montana! ¡el viejo llegó! decían todos llenos de incredulidad ¡llegó! ¡llegó! ¡el viejo llegó!

A los pocos minutos ya estaba el anciano recibiendo su premio de mano de los organizadores, uno de ellos le dice: ¿Nos podría explicar como fue que logró llegar a la cima de la montaña? y el anciano le contesta: ¿Queeeeé? ¡era sordo!… He allí, mi buen lector, el por qué del triunfo del anciano ¡era sordo! no escuchó a los negativos jueces y ciudadanos que se congregaron a lanzar voces de desaliento a quienes participaron en el evento, por eso todos caían porque eran muchos los que decían que no se iba a poder, que era imposible. el anciano como era sordo no escuchó a quienes solo se dedicaban a desestimar los esfuerzos de los demás, por eso caían, caían y caían, por prestar atención a los negativos.

¿Cuáles son tus proyectos? ¿Por qué no te avientas? ¿Que te falta? No le platiques a nadie, solo aviéntate y pórtate sordo, yo se, te lo aseguro ¡que triufarás!