Lic. Héctor Mario Treviño Villarreal

Minería colonial: Minería en el Nuevo Reino de León durante el siglo XVIII

Vallecillo

Profr. y Lic. Héctor Mario Treviño VillarrealLa importancia de la minería en la vida novohispana es indiscutible. Este rubro, fue el nervio principal que motivó una gran expansión en las fronteras y generó enormes riquezas que dinamizaron la estructura durante tres siglos de dominación. En la evolución de esta actividad se sentaron las bases para el desarrollo económico de la Corona Española y sus colonias.

Para abordar temáticas concretas sobre minería, debemos mínimamente conocer algunos aspectos legislativos de la época así como instituciones relacionadas, como la Casa de Moneda, Casa de Apartados, Cajas Reales, Hacienda y su Quinto Real. En cuanto al trabajo indígena, es necesario considerar algunos rasgos de lo que fue la Encomienda, Repartimiento, Congrega y sus deformaciones específicas, valorando después la trascendencia del sistema de partidos, régimen laboral basado en la costumbre, que se convirtió en recurso importante para la atracción de mando de obra, provocando un gran desplazamiento de fuerza de trabajo a los centros mineros.

En la Nueva España había cerca de 500 reales que probablemente comprendían tres mil minas, divididas en 37 distritos, en las que había otras tantas diputaciones de minería. El número de bocas o tiros y catas era más elevado, pues sólo en la Sierra de Zacatecas, existieron a fines del siglo XVIII, más de tres mil. La importancia de cada una estas regiones se estima por la cantidad de marcos de plata (ocho onzas, o sean 230 gramos) que entraron a las cajas reales.

El noreste novohispano, presentó características especiales de administración y gobierno. El avance paulatino de los españoles, motivado en gran medida por la busca de metales preciosos y por empresas con afanes esclavistas, dio origen a una frontera móvil muy extensa, pero débil, acosada constantemente por “bárbaros” y salteadores, conformando un clima de hostilidad, dentro del contexto de las llamadas “guerras vivas”, lo que hizo necesaria la protección permanente de pueblos y sobre todo de los caminos de la plata. Por lo general estos lugares eran poco fértiles y no permitían el fácil sustento de expedicionarios y conquistadores y mucho menos la configuración de asentamientos estables. Sin embargo, surgieron minerales de gran importancia, particularmente en el Nuevo Reino de León, los cuales contribuyeron en forma complementaria en la economía colonial.

Durante el virreinato del Marqués de las Amarillas (1755-1760), el Real de San Antonio de la Iguana, participó en el sostenimiento de la Nueva España, junto con yacimientos tan importantes como el Bolaños en la Nueva Galicia y Real del Monte cerca de Pachuca entre otros, sobre todo en los primeros años de su descubrimiento. La bonanza de sus metales fue fuente de bienestar y prosperidad, el influjo favorable no solo se dejó sentir en esta provincia, sino que hizo extensiva a la región.

En este foco de desarrollo, como en otros de la misma naturaleza, se dieron multitud de litigios, que inquietaron y perturbaron el orden establecido, lo que ameritó la intervención de autoridades y del virrey, que optó por enviar visitadores o jueces especiales para solucionar los problemas o procurar el avenamiento de los contendientes. Así, al mineral de la Iguana, mandó al administrador de la real Caja de San Luis Potosí, Miguel Camaño y al oidor Calvo, quienes trataron de evitar a toda costa se diera al traste con el laborío y explotación de las minas, así como frenar el fraude a la Corona y la corrupción que proliferó en todos los niveles. Estos factores y otros, como: el decaimiento de algunas vetas, el gran incendio del real, la escasez de pólvora y azogue, provocaron el desánimo y la banca rota entre emprendedores, que cansados de tanta hostilidad, envidias y traiciones, buscaron nuevos horizontes, quedando un puñado de hombres aferrados al mineral, en busca de una nueva bonanza, la cual nunca llegó, al menos en forma tan espectacular como la primera.

Fuentes:

TREVIÑO VILLARREAL, Mario. Mil días de Riqueza. San Antonio de la Iguana. Monterrey, N.L. Archivo General del Estado de Nuevo León. 1990. 151pp. (Cuadernos del Archivo No. 48).

TREVIÑO VILLARREAL, Mario. San Carlos de Vallecillo, Real de Minas 1766-1821. Monterrey, N.L. Archivo General del Estado de Nuevo León. 1987. 122 pp. (Cuadernos del Archivo No. 15).

Mario Treviño
CIHR-UANL