José Castellanos Maldonado

A propósito de… “Maestros”

José Castellanos Maldonado

Aproximadamente dentro de un mes tendrá lugar una de las tres fechas importantes que se celebran durante mayo, me refiero al Día del Maestro, las otras dos son el Día del Trabajo y el Día de las Madres.

En este punto me permito mencionar al Profr. José Martinez (QEPD), de grata memoria para quien ésto escribe, pues, aunque en rigor nunca fui su alumno, para mi es un ejemplo del auténtico maestro por vocación.

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Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

El Sabinazo

Profr y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

“Nunca fuimos abstención ni indiferencia”

Arturo Martínez Nateras

La conmoción fue general, en el pueblo no se hablaba de otra cosa, los ánimos se caldearon al máximo, la división de opiniones en el seno de las familias fue muy común, unos se lanzaron con todo para acallar los desvaríos revolucionarios de mozalbetes que no completaban el cuarto de siglo de edad cronológica, en su atrevimiento por cambiar el estado de cosas prevaleciente en el País; otros en cambio, los apoyaron con firmeza, a pesar de las amenazas verbales y físicas.

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Los Pavorreales o Lucio Vázquez

El municipio de Sierra Mojada, situado al extremo occidental del estado de Coahuila, fue un enclave minero que se benefició con la producción argentífera a partir del último tercio del siglo XIX. Es el escenario en donde se forjó una leyenda a través de un corrido cuya autoría se debe a Felipe Valdés Leal. Este corrido se llama Los Pavorreales pero es más conocido como el de Lucio Vázquez. El maestro Arturo Berrueto González lo considera un personaje popular del estado de Coahuila, víctima de una emboscada a causa de un problema de amores. Lucio Vázquez existió como lo atestigua su tumba en el panteón de Sierra Mojada. Dicha tragedia la sitúan entre 1894 y 1896. No se sabe su lugar de origen dónde, probablemente trabajaba en alguna mina. Pretendió a una joven guapa y aristócrata, despertando los celos en otro enamorado quien pagó a unos asesinos a sueldo conocidos como los Pavos Reales, procedentes de San Luis Potosí, para que lo mataran.

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Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

Arde la sierra

Esas montañas enormes, serenas, inconmovibles que nos recuerdan recuerdan con frecuencia lo efímero de nuestra estancia aquí

Rosaura Barahona

Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño VillarrealMontañas como las de Monterrey son un gozo y placer para quien las observa, algunos critican a nuestra ciudad como fea, sucia y chaparra, pero las montañas que encierran al Valle de Extremadura no las tiene cualquier lugar del mundo.

En ese concierto orográfico nuevoleonés, el Cerro de la Silla dirige la sinfonía de formas y plegamientos que en el lejano tiempo geológico estuvieron en el lecho marino.

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Profr. y Lic. Héctor Mario Treviño Villarreal

Infidentes

Profr. y Lic. Héctor Mario Treviño VillarrealEl movimiento insurgente se dejó sentir en todos los confines del Nuevo Reino de León, al grado que para el 17 de enero de 1811, se proclamó la independencia en Monterrey. Posteriormente Jiménez, Santa María, Juan Ignacio Ramón y Carrasco se reunieron con el grueso del ejército rebelde en Saltillo, entre otras cosas, nombraron a Santiago Villarreal, vecino del valle de las Salinas, como nuevo Gobernador.

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José Castellanos Maldonado

A propósito de… Aniversario

José Castellanos MaldonadoSeguramente usted ya esté enterado, y si no, se va a enterar ahora, que “Semana Regional” cumplió sesenta años de publicación ininterrumpida el pasado mes de enero, algo que se dice fácil pero que en realidad es un logro del que pocos medios informativos pueden presumir.

lmagínese usted los problemas de toda índole que han debido sortear los integrantes de la familia Mascareñas Valadez para mantener vigente este semanario durante seis décadas.

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Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

El 41

Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

Allá en nuestra recordada infancia cuando asistíamos a la escuela primaria, sobre todo a partir del cuarto grado, los maestros, al pasar lista de asistencia y mencionar el número 41, provocaba entre la chiquillería más precoz, leves sonrisillas, avaladas por una mueca del profesor.

Pronto supimos la causa: a dicho número se le relacionaba con una persona homosexual, mujeringo, le decíamos en Sabinas Hidalgo; tal situación se repitió en la escuela secundaria y en la Normal, un maestro, para quebrar la rutina decía cuando pasaba lista: 39, 40, su servidor, 42… provocando la hilaridad de los futuros mentores, hecho que aun se recuerda en las reuniones de la generación.

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Don José A. Muguerza y la visión social de la empresa

Propiamente se pueden identificar tres periodos de conformación industrial en Monterrey: el primero generado con el establecimiento de la fábrica de hilados y tejidos de la Fama en 1854. El segundo favorecido con la exención de impuestos promovida por Bernardo Reyes en 1889 y el tercero ocurrido en la década de 1940, cuando los empresarios regiomontanos hicieron frente a los problemas relacionados con la segunda Guerra Mundial. Para algunos, el origen del capital regiomontano tiene que ver con el dinero y los bienes incautados a los insurgentes en Acatita de Baján. La clase empresarial regiomontana hizo su capital en el comercio, la arriería y la minería. Luego aprovecharon la coyuntura de la guerra civil norteamericana quedándose con el algodón de las plantaciones sureñas a cambio de armas, alimentos y otros pertrechos de guerra. Pero también los primeros empresarios se valieron del poder político, militar y hasta religioso. Fueron cercanos a los gobiernos de Manuel María de Llano y Santiago Vidaurri; invirtieron, acumularon sus ganancias y posibilitaron las inversiones de otros en proyectos comunes.

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Profr. y Lic. Héctor Mario Treviño Villarreal

Un grave problema de sanidad e higiene

Profr. y Lic. Héctor Mario Treviño VillarrealEn 1783 Matías Gálvez substituye a Marín de Mayorga en el gobierno de la Nueva España. En ese periodo, el Real de Minas de Vallecillo tuvo un respiro y se mantuvo la tranquilidad y paz, gracias a que aumentaron los destacamentos militares, y se dispuso la existencia de tres compañías volantes de cien hombres cada una, con base en la Punta de Lampazos, para vigilar los movimientos de indios y extranjeros.

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