Hoy es una calle de “mucho movimiento”, sin embargo ayer era como la mayoría de las calles del pueblo, una calle tranquila, donde por ella circulaban carruajes tirados por caballos, mulas o bueyes; eran ligerinas, coches o carretas llevando o transportando leche, sillares, leña o personas; una calle que viene del barrio del Aguacate en partes en forma recta y que casi al terminar toma formas caprichosas.
Hace tiempo recordamos en el cruzamiento de ésta con la calle Capitán Espinosa, algunas fábricas de vestidos, también pudimos observar una oficina del Banco Popular de Monterrey en la casa de Don José R. Mireles; estaba también el estudio fotográfico “Guadiana” y aquella farmacia “Dolores” en el cruzamiento con Mina.
Una calle que hoy termina al oriente con la calle Porfirio Díaz, donde hoy está un gran estacionamiento, hoy también podemos encontrar un prestigiado restaurante y la Oficina de Correos, si usted ya la identificó, hablamos de la calle Allende, hoy muy transitada para llegar a la Plaza, a la Iglesia, a la Presidencia, a la Disco, o al Cine.
Tiempo atrás era llamada “La Calle de la Estación”.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.