Hoy no decimos que un integrante de la familia está enfermo, hoy tal vez podamos decir que a la familia le falta la salud, pero lo que no debemos permitir es que la familia muera.
Hoy a la familia tal vez no le falte salud física, pero tiene síntomas inequívocos de algunos padecimientos graves por falta de valores.
Tal vez usted recuerda que cuando decíamos en nuestra casa que el maestro nos había castigado, recibíamos otra sanción mayor en el hogar. Y al día siguiente nuestros padres se presentaban en la escuela y solicitaban disculpas por nuestro comportamiento y le decían al maestro que sólo le encargaban “los huesitos”.
Antes la disciplina era dura en el hogar, en la escuela y en la ciudad a los que cometían delitos les cortaban el cabello para que la sociedad los identificara. Había disciplina, había orden, había respeto.
Hoy algunos dicen que las llamadas de atención “frustran”, a nosotros no sólo nos llamaron la atención, sino nos castigaron duramente y jamás nos frustramos.
Tal vez la institución familiar esté enferma, pero por todos los medios debemos impedir que se muera, porque si la familia se muere, la sociedad irá al despeñadero.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.