Cualquiera de los lectores de esta columna seguramente, habrá viajado a la ciudad de Monterrey o bien a Laredo, y en su regreso, ya sea al bajar la inclinada cuesta de Mamulique o bien al bajar las lomas de Vallecillo habrán notado en el atardecer de un día y la llegada de la noche allá a lo lejos el parpadeo de las luces que van marcando el regreso.
Cualquiera de los lectores de esta columna seguramente, habrá viajado a la ciudad de Monterrey o bien a Laredo, y en su regreso, ya sea al bajar la inclinada cuesta de Mamulique o bien al bajar las lomas de Vallecillo habrán notado en el atardecer de un día y la llegada de la noche allá a lo lejos el parpadeo de las luces que van marcando el regreso.
Cuando se tiene la juventud y se cuenta con la ilusión de un amor esperando en el pueblo ya ansías el pronto llegar y reunirte con el ser amado.
Estas experiencias sencillas y comunes van rasgando tu mente jovial de tal forma que causan un estaño sentimiento de “pasión inadvertida”. El por fin llegar, pasar por su casa por que no, arreglarte, bañarte, perfumarte, ponerte tus mejores prendas, todo con el fin de tratar de lucir e impresionar a la bien amada. Todo esto rasga y acumula unas experiencias que al ser la primera vez se vuelven inolvidables.
Todos nosotros los seres humanos tenemos en cada uno, una historia, algo que rasgó nuestras mentes, está actualmente rasgando a los actuales jóvenes y mañana hará lo propio con las futuras generaciones.
He vuelto a bajar la “cuesta” y también las “lomas de Vallecillo” y allá a lo lejos se observan las luces de una ciudad que poco a poco ha ido creciendo, sin embargo hay ocasiones en que me invade una gran nostalgia, pues siento que son las mismas que alumbraban con sus cálidos reflejos hondas horas de pasión.
Volver…… “Las nieves de invierno blanquearon mi cien”.
He vuelto a la Aldea………. “Y otra vez vi a aquellos ojos”
“Me miraron con despego, fríamente y sin enojos”
y pues si…………………………….. “Veinte años no es nada”
pregunté……… “Si con el tiempo sus promesas olvidaron”
Habrán observado que me encuentro parafraseando estrofas de canciones de un “hondo calado” y de “trova bohemia” finalmente y para terminar nos echamos la ultima y nos vamos:
“Pa que son pasiones”…… “Pa’ qué son pasiones si al cabo el amor se acaba”
“El amor y el ………………
Tal ves el sentimiento más difícil de controlar de todos los humanos “el orgullo” y todo se vuelve nada.
SALUD