Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal

Resurge la esperanza

Historias de Sabinas

Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño VillarrealAl llegar al poder municipal una nueva administración la confianza y la esperanza resurgen en la ciudadanía; aquel invierno de 1943, tomó la protesta de rigor el ayuntamiento electo el 6 de diciembre de 1942, era el primer día del año y como de costumbre a las 10 de la mañana se efectuaba el consabido ritual político.

Solemnes el alcalde Encarnación G. González, su suplente Carlos Morton Santos, los regidores José González Garza, Luciano Guajardo, Jesús Villarreal y Nemesio Silva, los síndicos Humberto González Pérez y Blas Vedía, así como el alcalde segundo judicial Celso Garza Ríos, su suplente Ruperto Treviño, el alcalde tercero judicial Francisco Garza González y su suplente Pablo Mireles, escucharon el último informe del Prof. Roque Garza Cantú y después éste les tomó la protesta de ley.

Varios ciudadanos pronunciaron discursos como también se acostumbraba estos actos, destacando el de Guadalupe Morales Santos por su fogosidad, manifestando entre otros conceptos, que el nuevo presidente municipal estaba animado con los mejores deseos de impartir justicia a todas las clases sociales con entera imparcialidad, procurando siempre el mejoramiento general de su pueblo.

En la noche del día primero de 1943, a las ocho de la noche, se reunió el cabildo y designó por mayoría de votos a Antonio G. González, el famoso “Ciclón”, como comandante de Policía y subcomandante a José Sandoval, quien pronto dejaría su cargo por presiones del “Ciclón”, al manifestar éste en sesión del 5 de julio de ese año “que el motivo de la falta de disciplina y organización en la policía, consiste en que el C. José Sandoval subcomandante de policía no obedece sus órdenes tal y como él las dicta y que no le puede mandar porque es un capitalista que tiene pretensiones”; el ayuntamiento acordó separar a Sandoval de su cargo.

Se procedió a realizar otras designaciones: tesorero Luciano Guajardo, director de los juzgados judiciales al Prof. Tomás Chapa Martínez, secretario del ayuntamiento a Efraín Alcorta Ruiz y médico de sanidad municipal al Dr. Martín González; asimismo se repartieron las comisiones entre los ediles y se nombraron a los jueces auxiliares y a los policías.

Finalizó la sesión haciendo uso de la palabra Humberto González Pérez, quien pidió a la asamblea un voto de confianza y adhesión al presidente municipal “que le muestra y expresa sus deseos de que todos lleven la responsabilidad que corresponda a sus cargos que les fueron conferidos por el voto popular”.

Como el edificio de la presidencia municipal se encontraba algo deteriorado se procedió a la reparación general cuyo costo fue de $175.00. Varios profesores pidieron ayuda pecuniaria, a lo que se acordó no otorgárseles “ya que el erario municipal cuenta con ingresos limitados para el sostenimiento de la administración”.

Se designó al síndico segundo Blas Vedía como representante del ayuntamiento ante la Junta Municipal de Reclutamiento, cuya función databa del año anterior, al establecerse la conscripción, es decir el reclutamiento de los conscriptos, jóvenes de 18 años, para su entrenamiento y su posible intervención en los asuntos bélicos derivados de la Segunda Guerra Mundial.

También de nombró a don Blas representante ante la Junta de Mejoras Materiales, esto en la sesión ordinaria del lunes 25 de enero de 1943, donde se designaron a los jueces auxiliares de las rancherías y se acordó además enviar circulares a los directores de orquesta o músicos, para que antes de sus audiciones, pasaran a la tesorería municipal a cubrir el importe por licencia de baile.

Este fue el inicio de la administración de Encarnación G. González, en cuyo mandato se construyó la plaza Venustiano Carranza y se trasladó la zona de tolerancia, mejor conocida como Las Playas, al Zumbido, en un terreno vecino al anterior campo de aviación, hoy Unidad Deportiva Alfonso Martínez Domínguez.