Feliz Navidad para todos

Editoriales

Hoy es Noche Buena y mañana Navidad.

Es tiempo al menos para los cristianos, de recibir al hijo de Dios.

Pero independientemente de preferencias religiosas, es la oportunidad de celebrar el acontecimiento con un espíritu limpio, bondadoso, solidario, la festividad merece un corazón renovado, capaz de amar y perdonar.

Es el momento justo de desalojar del alma esa enfermedad tan perjudicial para toda la humanidad como lo es la soberbia y todavía peor: el rencor.

Los que conocen de esto a sabiendas que las comparaciones son odiosas, comentan que es más fácil dejar la adicción al tabaco, que hacer a un lado los recuerdos anidados por la ofensa.

Indudablemente debe ser difícil armarse de humildad para dar borrón a los errores cometidos en pensamiento u obra.

Sin embargo sería bueno aprovechar la alegría propia de esta época del año pare reflexionar haciendo a un lado el egoísmo, la propiedad de la verdad, ceder un poco para conseguir un acercamiento con los distanciados.

No esperemos a ver extinguida la existencia para armonizar con la familia, los vecinos o cualquiera de nuestros semejantes.

Para qué llegar a los extremos o el momento de estar frente a un ataúd y una montaña de flores para perdonar, ver sus virtudes y resaltar sus cualidades.

Mejor hagamos nuestra cuando menos una parte de la filosofía de Ana María Rabatté: “En vida hermano, en vida”.

Feliz Navidad para todos.